Seguro que conoces a personas luchadorasque para ti son un ejemplo a seguir, por cómo afrontan los retos difíciles de la vida. Parece como si estuviesen hechos de una pasta especial, porque parecen que tienen una fuerza especial dentro, como si fueran incombustibles y no se rinden ante nada. Siguen perseverando en su ánimo y a pesar de caminar con mucho esfuerzo, terminan saliendo adelante y afrontando la vida, las enfermedades, la muerte de personas queridas… con una entereza casi sobrenatural. Ciertamente la fuerza no nace de ellas sino que viene de Dios.
Month: noviembre 2018
Amarse a uno mismo
Somos conscientes de la importante que es saber integrar en nuestra vida las vivencias y experiencias que vamos teniendo. Nuestra vida es un puzzle en el que tenemos que ir situando cada una de las piezas que lo componen. Hay algunas que cuestan encajarlas más que otras, pero nunca debemos de cejar en el empeño de buscar y encontrar el lugar adecuado a cada una de ellas, y así iremos dando forma y color a nuestra vida, para que cuando la miremos nos sintamos identificados y llenos de ilusión para seguir realizando nuestro propio camino. No debemos bajar el ritmo y el proceso que cada uno llevamos; sabemos de la importancia que tiene cada experiencia que vivimos porque son nuestras vivencias particulares, y aunque algunas veces pensemos que no son importantes, estamos equivocados, cada una de ellas nos marca y nos hace más persona.
Con conocimiento de causa
Qué fácil nos resulta mirar los toros de la barrera y juzgar lo que los demás hacen sin comprometernos. Hay veces que contemplamos situaciones que nos hacen ver lo más bajo a lo que es capaz de llegar el ser humano y la injusticia de juzgar sin estar presentes en los lugares donde uno puede estar dando la vida. En muchos lugares somos personas de paso, y estoy convencido, que quienes se encuentran viviendo en esos lugares mucho más tiempo que nosotros y están entregando su vida de una manera altruista, dejando las comodidades que tienen, cuando hablan y piden algo para los nativos del lugar, seguro que son más conocedores y conscientes de la realidad que aquellos que van de paso y que tienen más que asegurada su vida y su bienestar cuando vuelven a sus lugares de origen.
Corazones unidos
Dios va poniendo en nuestro camino personas que comparten nuestros mismos ideales, que tienen nuestras mismas inquietudes y que sienten el Evangelio como parte de su vida. No hace falta pasar mucho tiempo con ellas para darse cuenta de que existe una sintonía especial, pues el compartir un proyecto común desde la fe, hace que los corazones se unan. Todo fluye especialmente porque es el Señor quien actúa y es el Evangelio el que se va haciendo realidad en nuestras vidas. No hay mayor gozo para el creyente que poner en práctica la Palabra de Dios. Cada día es una oportunidad nueva para seguir haciendo el bien y para dejar que el Señor nos siga ayudando a seguir encontrándonos con quienes viven y comparten el mismo estilo de vida que nosotros. ¿Los reconocemos? ¿Nos reconocen? Nuestro testimonio personal debe ser quien hable por nosotros y nos una en este proyecto común de dar la vida por el Reino. Nuestros compromisos y nuestras opciones personales nos congregan en torno a la Eucaristía y esa llamada que nace de lo más profundo de nuestra alma nos lleva a entregarnos a Dios y a pensar en nuestro proyecto vital de una manera totalmente distinta a la que veníamos haciendo hasta ahora. Nuestras prioridades cambian, no por nosotros, sino por Dios, que nos sumerge en la clave del Amor total y gratuito, y que nos hace sentir privilegiados al ofrecernos totalmente a Cristo y al Evangelio.
Un irrenunciable
¡Qué bello es ver la fe de las personas que te rodean! Cuánta confianza y cómo se ponen en las manos de Dios ante las situaciones que tienen que afrontar en su vida. Qué bonito es poder escucharlos decir cómo el Señor no defrauda y cómo lo sienten tan cercano y tan presente en su vida. Son expresiones hermosas de fe que anónimamente van posándose en el mundo y en la sociedad sin hacer mucho ruido, pero que van calando en un estilo de vida muy concreto, el cristiano, y en un amor a Dios que es incombustible y que plenifica a la persona. Encontrar el sentido a todo lo que nos acontece es una gracia que Dios nos concede y que nosotros tenemos que buscar y mantener. Cierto que la fe es un regalo que se nos ha dado, pero este regalo tenemos que enriquecerlo cada día con nuestra dedicación y aprovechando las armas que la Iglesia pone a nuestro alcance para que Dios siga siendo el centro insustituible de nuestra vida.
Ante las malas noticias
Siempre que nos dan una mala noticia ante una enfermedad, un accidente o cualquier cosa que ocurre gravemente nos ponemos en el peor de los casos y de las situaciones que pueden llegar a ocurrir. Sabemos de nuestra condición mortal y de la debilidad y fragilidad del cuerpo humano, tan frágil y vulnerable. Nuestra mente es capaz de llegar a pensar a velocidad terminal, en pocos segundos, tantas situaciones que se nos puedan venir ante las posibles consecuencias de la mala noticia que nos acaban de dar. Mantener la calma, la paz, la serenidad y la tranquilidad en una situación así es muy complicado, porque necesitamos asimilar, aceptar y hacernos a la idea. Es un proceso mental que se da en cada persona y por el que todos, queramos o no, hemos de pasar. Sabemos que hay ciertos acontecimientos que no se digieren con facilidad y por desgracia no tenemos ni patrones ni recetas que nos den rápidas soluciones y respuestas a las nuevas vivencias que se nos plantean.
Un corazón feliz
El encuentro con Dios nos da una fuerza especial difícil de explicar, capaz de llevarnos lejos y de superar todas las dificultades personales con las que nos podamos encontrar. Hace que nuestro corazón vibre de una forma única y que nada, ni siquiera el sentimiento humano es capaz de llegar a igualar. Todo esto depende de Jesús y a nosotros, por mucho que queramos llegar a comprender y razonar, nos supera porque las cosas de Dios son así. Deja de racionalizar tu vida de fe, simplemente lánzate a volar para que puedas hacer cosas grandes en el nombre del Señor y que esto te llene de felicidad. Esa vida feliz hace que te entregues a Dios por completo y vueles donde el Espíritu Santo te lleve, sin estar preocupado de tenerlo todo bajo control para así estar más seguro.
«Yo soy la verdad» (Jn 14, 6)
Es muy posible que hoy en día tengamos demasiado culto al morbo y nos dejamos llevar muy fácilmente por él. Es curioso cómo nos dejamos influenciar por los comentarios y chascarrillos que a veces nos cuentan y escuchamos hasta con agrado. Hay veces que la primera impresión nos falla y solemos juzgar de manera exagerada e injusta a los demás, sin mirar su corazón; sólo por la apariencia física y por lo que nos parece en ese preciso momento. En otros casos nuestras percepciones nos pueden engañar. Ninguno de nosotros somos infalibles, ni poseedores de la verdad absoluta. Cada uno tenemos nuestra visión de la realidad y nuestra propia experiencia que nos condiciona en nuestra manera de vivir y decidir.
Con sabiduría ante lo bueno y lo malo
Estar alegres y contentos cuando las cosas marchan bien eso es muy fácil. Mantener la alegría y la esperanza cuando las situaciones se tuercen y las cosas no marchan como queremos, esto es algo muchísimo más difícil. Siempre las personas que afrontan con fuerza, ánimo y esperanza sus sufrimientos y dificultades, se convierten, para los que las conocen, en testimonio y ejemplo de fortaleza; son ellas las que animan a quienes las rodean y las que sonríen; parece que no se sabe de dónde sacan las fuerzas y cómo transmiten esas ganas de vivir y de luchar. En muchas de ellas, al menos las que yo conozco, la fe juega un papel muy importante. Poner a Dios en la vida es el mayor de los regalos que pueden tener y ofrecer también a los demás.
No dejes de amar
No estamos solos aunque hay veces en la que es bueno estar solo. Los seres humanos constantemente necesitamos de los demás para poder desarrollar nuestra vida. El ser humano necesita socializarse y ser admitido dentro del grupo para vivir más plenamente y poder crecer y avanzar en su vida. La ayuda de los demás es necesaria para poder avanzar en el aprendizaje, en la madurez y sobre todo en la seguridad que sentimos cuando estamos rodeados de aquellos que son importantes en nuestra vida.