Nos gustan compartir los momentos de felicidad y de alegría con las personas más cercanas a nosotros. Sabemos que la alegría no dura siempre, pero hemos de saber mantenerla, porque humanamente nos aportan muchas más vivencias positivas que negativas. Hay veces que la tristeza llega a lo más profundo de nuestro corazón, especialmente cuando hemos dado todo nuestro tiempo y nuestros esfuerzos a un proyecto que luego no ha dado el resultado que esperábamos, no por nosotros, sino porque nos vemos superados por las circunstancias de nuestro entorno.