Acabamos de celebrar la Resurrección del Señor, el gran acontecimiento de nuestra fe, que da sentido a todo. Decir que Jesucristo ha resucitado es fácil decirlo en este tiempo, con alegría y gozo. Hoy quiero decirlo también con dolor en el corazón ante la pérdida de un grande de mi familia, mi tío Armando. Desde la fe y también con lágrimas en los ojos digo con fuerza que Jesucristo ha resucitado para ayudarnos en estos momentos tan duros para mi familia, especialmente para mi tía y mis primos. No poder despedirte, no poder abrazar, no poder llorar juntos… nada más que a través del teléfono o de una videoconferencia o reunión virtual, no hace sino más grave este momento de perder a un ser que amas y de desear estar con tu familia con todas tus fuerzas. Es en este momento donde queda el consuelo de la fe y de sentir en la distancia el amor hacia los tuyos.
