Con qué alegría y gozo recuerda el pueblo de Israel la liberación de la esclavitud de Egipto, después de tanto tiempo de angustia, sufrimiento y explotación. Fueron días gloriosos que han marcado la vida de un pueblo en su fe, al comprobar cómo Yahvé extendió su poder sobre Egipto y derrotó al Faraón, que tanto oprimía y hacía sufrir. Las plagas que Yahvé envió sobre los egipcios fueron toda una demostración de fuerza por parte de Dios, y un desgaste que en su moral fue teniendo Faraón pues veía que no podía hacer nada empleando todos sus esfuerzos por demostrar ser más fuerte que el mismo Dios. Mal le salió la jugada.
Bien es cierto que después de la muerte de los primogénitos el Faraón no se pudo resistir a la grandeza de Dios y finalmente sucumbió dejando libre a los judíos. Pero en un arrebato de orgullo tuvo un arrepentimiento de su decisión, y le costó la vida de gran parte de su ejército; al intentar pasar el Mar Rojo, lugar de salvación y paso de la orilla de la esclavitud a la orilla de la libertad, es un momento de Gracia de Historia de la Salvación ante los grandes acontecimientos de la vida de fe.
Así es precisamente la palabra con Dios, llena de misterios, algunos sin resolver y si perseveramos en la fe nos permitirá lograr comprender un ápice lo que Dios te quiere ayudar. Deja que en tu vida se abra paso el Mar Rojo, pues el nuevo sol te permitirá la posibilidad de pasar a la otra orilla para sentirte totalmente lleno de la Palara de Dios. Ten tu propio Mar Rojo,
El Mar Rojo es símbolo de liberación, viviendo allí ver cómo hay que seguir caminando, aunque te falte el aliento. Libérate de tu pasado y deja que el mar te ayude a liberar tu cuerpo y tu mente, sabiendo que Dios actúa siempre, y que sólo tienes que decir que te cubran las aguas para erradicar tu mal y así ser consolado luego.
Que al pasar el Mar Rojo encuentres la paz que te lleva el alma y donde quiera que estés que sea íntima y esperanzadora.