Es miércoles de Ceniza, ha llegado la Cuaresma. Un año más, seguro que tendrás nuevos propósitos y deseos de aprovecharla para cambiar algunos de los aspectos de tu vida. Es cuestión de actitud interior, de buscar con todas tus fuerzas el encuentro con Cristo que te transforme y te convierta. No tengas miedo, lánzate. Los procesos de fe son necesarios y hemos de respetarlos, la aventura que Dios te propone merece la pena. Para vivirla debes arriesgar porque supone un cambio de vida, de hábitos, de manera de ser. Que tus esfuerzos y sacrificios se vean recompensados por los saltos cualitativos que des en tu vida de fe. No dejes pasar por alto la Cuaresma, pensando que ya llegarán los días en los que te pondrás en modo “ON” para tu conversión. El tiempo apremia y has de comenzar hoy porquees miércoles de Ceniza.«Lo que hagas hazlo en lo escondido, porque tu Padre que ve en lo escondido te recompensará» (Mt 6, 1-6.16-18). Busca tu recompensa en el Señor, que tus reconocimientos vengan por las miradas de amor que Dios te echa y no por las palmaditas en la espalda que te dan los demás, llenándote así de orgullo personal, satisfacción y vanagloria.
Ha llegado el momento de crecer espiritualmente y de volar. Que tu vida sea siempre un reflejo de la experiencia de Dios que tienes. La vida es un camino de largo recorrido y necesita de momentos de mayor intensidad para purificarse, para desprenderse de los lastres que te impiden avanzar con mayor rapidez. Uno de esos momentos intensos es el tiempo de Cuaresma, porque te da la oportunidad de recapacitar, revisar y cambiar aspectos de tu vida que están necesitados de aires nuevos. Ha llegado el momento de la renuncia, de romper con tu propia comodidad y caminar contracorriente. Solemos coger distintas inercias en nuestra vida de las que nos cuesta trabajo salir. Es miércoles de Ceniza y ha llegado el momento de romper con esas dinámicas con la ayuda del Señor. No tengas miedo a la soledad, al cambio, déjate llevar por Dios que quiere verte feliz, libre y lleno de felicidad. No te equivoques, la felicidad verdadera no está ni en tus logros ni en tus méritos; la felicidad verdadera está en el Señor que es quien te va a ayudar a experimentar en plenitud todo lo que vivas. Entonces percibirás que hay un toque distinto, que con Dios las cosas de la vida son más especiales y tienen mucho mayor sentido.
Acoge y admite los regalos que Dios te da cada día. No quieras decirle tú al Señor lo que necesitas que te regale. Déjate sorprender, sé valiente y ponte en sus manos para que puedas ser imagen y semejanza de Él, amando a todos los que te rodean y dando sentido a todo lo que acontece en tu vida. No vivas de cara a lo que los demás puedan pensar o decir de ti; vive conforme a lo que te sugiere cada día la Palabra que escuchas, porque Dios se te revela y te manifiesta su voluntad, acógela con agrado y ama sin reservas, que ya verás cuántos regalos vas a recibir del Señor y de los demás. Esta es la ley del amor gratuito, todo te viene devuelto con mucho más de lo que tú has entregado. Es miércoles de Ceniza, una bella oportunidad para pararte y renovarte en la fe confesando, reconciliándote con Dios y con los hermanos. Una verdadera conversión nace en una confesión reconociendo tus flaquezas y poniendo en las manos del Padre bueno tu propia persona, para que Él te ayude en tu camino de santidad.
No tengas miedo, lánzate a los brazos del Señor para «ser perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5, 48). Es a lo que te tiene que ayudar la Cuaresma, a prepararte para celebrar la Pascua del Señor y resucitar con Él a una vida nueva, dejando paso al hombre nuevo que hay en ti y que tienes que tener la valentía y el coraje de sacar. Serán muchas las tentaciones que te vendrán durante esta Cuaresma en forma de dudas, comodidades, malos pensamientos, excusas, otras motivaciones distintas…; no dejes que se hagan fuertes en tu corazón, al contrario, recházalas para mantenerte fiel a Dios en todo momento. Es cuestión de actitud interior, de buscar lo secreto, lo escondido y el silencio, donde nadie te vea ni te puedan halagar, para que todo lo que te propongas lo puedas conseguir con la ayuda del Señor. Es miércoles de Ceniza. Ha llegado la hora de ser valiente porque el momento está aquí, ahora mismo, en este día, para que te lances a los brazos del Señor y te dejes hacer por Él.