Entramos en la Semana de Pasión, la recta final del tiempo de Cuaresma que estamos celebrando. Hoy tienes la oportunidad de echar una pequeña mirada atrás, a lo que han sido estos más de treinta días de camino, de conversión. ¿Están siendo fructíferos? Espero y deseo que sí. Si no es así, todavía estás a tiempo de rectificar y darte una oportunidad con el Señor. Los días pasan rápido, hay veces que casi ni nos enteramos, por la velocidad con la que vivimos y tantas cosas como tenemos que realizar. El tiempo no se detiene y nos va consumiendo, nos permite aprovechar y desaprovechar oportunidades. ¿Cuántas has vivido con el Señor en estos días? El Señor te llama para que seas un hombre nuevo. Arriésgate y da el salto rompiendo con tu vida pasada, para darle cabida a Él y dejarte llevar por donde considere. No le preguntes, no le pongas trabas, demasiadas le has podido poner a lo largo de tu vida. Ahora es el momento de dar el paso definitivo, de lanzarte al vacío y dejarte coger por el Señor. No tengas miedo, Dios no defrauda. Déjate llevar.
Y pasó haciendo el bien. Así fue la vida de Cristo. A nadie dejó indiferente, y tampoco quiere dejarte a ti. Ahora no toca vivir sin sentido, ha llegado el momento de ser auténtico. Que tu vida no esté llene de tradiciones y de rutinas, deja que el Señor te haga vivir la novedad de ser un hombre nuevo, entregado, dispuesto a darlo todo. Sé un C.A.S.O.: Comparte, Ayuna, Sirve y Ora. Lograrás tener un corazón totalmente desprendido, sin ataduras, sin dobleces. Serás dócil para dejarte purificar por el Señor y cambiar tantas conductas erróneas en las que nos sumergimos, por el fuerte ritmo de vida que llevamos. Sabemos lo que queremos, pero son muchas las ocasiones que no lo conseguimos porque nuestro tiempo no nos lo permite. No te justifiques, también el empleado al que el Señor le dio un talento se justificó por su pereza y poca implicación (cf. Mt 25, 14-30).
Dios te invita y te llama, te brinda ocasiones maravillosas para reafirmarte en tu identidad cristiana. No entiende de tiempos, siempre te está buscando y hablando, para llenar tu vida de Gracia y así poder compartir lo que eres y lo que tienes. Comparte tus bienes espirituales y materiales, entrega tu tiempo a los demás y al Evangelio. Ayuna de todo lo que te aparta de Dios y rompe la comunión con los hermanos. El ayuno es renuncia y te ayudará a rechazar con mayor facilidad las tentaciones seductoras que te quieren sumergir en los placeres del mundo. Sirve a los demás para que tu vida sea una donación total, entregándote por entero en la misión que el Señor te ha encomendado como bautizado: dar la vida por los demás, siendo fiel a lo que te pide el Evangelio. Ora para que tu relación con Dios sea fluida y trasparente. Dios siempre habla con claridad y en la oración entenderás perfectamente todo lo que te tiene que decir, te llenarás de su presencia y comprenderás la importancia del ritmo de la oración: Para vaciarte a los demás, primero has de llenarte de Dios. No puedes darte y entregarte y no llenarte, porque al final te anunciarás a ti mismo y con el tiempo te cansarás y te quemarás; has de llenarte de fe y de amor, por entero, porque el Señor espera grandes cosas de ti. Por esto se te ha revelado, porque sabe de tu potencial y quiere que lo desarrolles para que seas un C.A.S.O., pues quiere que allá donde estés anuncias y compartas el Evangelio.
Es la Buena Noticia la que anuncias, y eres tú el altavoz de Dios. Por eso en esta Semana de Pasión ha llegado el momento de compartir, de dar razón de todo lo que el Señor está haciendo por ti, pues cada encuentro con los demás es una oportunidad preciosa para hacer realidad el Reino de Dios y poner en práctica el Evangelio desde lo que vives y compartes con los que te rodean. Dios te quiere como protagonista, quiere que seas feliz, que compartas la alegría de todo lo bueno que recibes y que Él te regala. No te va a defraudar, más bien todo lo contrario, te va a llenar de entusiasmo y no tendrás ningún pudor en alzar la voz en cualquier lugar en el que te encuentres y ser instrumento de Dios, dispuesto siempre a servirle, porque ha dado la vida por ti. ¿Estás tú dispuesto a darla por Él? ¿Qué vas a hacer al respecto? En tus manos está. Sé un C.A.S.O.