No sabemos los planes de Dios. Ya lo decía el apóstol san Pablo: «¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le ha dado primero para tener derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él existe todo. A él la gloria por los siglos» (Rom 11, 33-36).
Es cierto que Dios lo puede todo, sabe bien qué es lo que hace lejos de nuestro entendimiento y de nuestra razón. Hay cosas que a los hombres nos cuesta mucho trabajo aceptar y asumir, y mucho más si están relacionadas con la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. Lo que estamos viviendo este tiempo con esta pandemia tan dura, provocada por el covid-19, que ha cambiado radicalmente nuestra vida y nos ha hecho caer de nuevo en lo vulnerables que somos los seres humanos. Sons tiempos muy difíciles donde nos sentimos humanamente desprotegidos, casi sin saber dónde refugiarnos, porque somos conscientes que el virus puede dañarnos de la manera más inesperada y esto nos provoca incertidumbre, dudas e inseguridad. Toda la humidad se está tambaleando y la forma de vida que teníamos establecida el primer mundo, en nuestra “burbujita” de confort, dentro de la sociedad del bienestar, ha saltado por los aires.
Es en este momento, donde las preguntas del apóstol san Pablo, tienen un sentido total, porque “¿quién conoce la mente del Señor?”. ¿Por qué la naturaleza, con la ayuda del hombre, es capaz de rebelarse? Son muchos los intereses, especialmente los económicos, los que están primando por encima de la vida humana y del cuidado de nuestra casa común. Los países del primer mundo no se ponen de acuerdo para gestionar el cambio climático, y no son capaces de llegar a un consenso para paliar los daños que estamos causando a la naturaleza, que nos está hablando fuertemente. Dios ha puesto la Creación a nuestro servicio y nos hemos pasado con ella maltratándola y no escuchándola. ¿Cuáles son los intereses y los ruidos que tenemos los hombres en nuestra vida que nos impiden escuchar lo que Dios nos está diciendo?
Dios se ha revelado en Jesucristo y nos ha dado a conocer el camino que nos lleva a la salvación. En esta Semana Santa nos sigue hablando, yo diría más fuerte que nunca, pidiéndonos que cambiemos, que nos convirtamos y que le pongamos a Él en el centro de nuestra vida, de nuestras familias y de nuestro mundo. Hemos invertido los papeles y nos hemos erigido en dioses, poniendo a Dios a nuestro servicio; cuando es justo lo contrario, porque nuestra riqueza, sabiduría y conocimiento es limitada frente a la Omnipotencia de Dios.
«Dios es amor» (1 Jn 4, 8). Esta es la certeza de fe que te está transmitiendo en esta Semana Santa tan especial. No desaproveches la oportunidad de dejarte amar por el Señor y ponerte ante Él en estos días. El sacrificio de Cristo no ha sido en vano, como tampoco están siendo en vano tantas muertes causadas por el covid-19. Nos queremos hacer solidarios en estos días con los difuntos y con sus familiares que no se han podido despedir de ellos como les hubiese gustado, y que está haciendo más dura y difícil aún la tragedia de la separación. Es el momento de entregarnos a Jesucristo siguiendo sus pasos, entregándose a la voluntad de Dios. “¿Quién conoce la mente del Señor?” Ante el sufrimiento y la muerte provocada por el covid-19, podemos agarrarnos a la fe, a la Cruz de Jesucristo, víctima de una injusticia, para poder sobrellevar esta gran injusticia de la pandemia, de la soberbia humana incapaz de pararse a escuchar los toques de atención que la misma Creación nos estaba dando y que ha nos ha frenado en seco. Somos diminutos si nos miramos desde el cielo, somos menos que una moto de polvo en medio de la infinitud del Universo. En esta grandeza que nos supera infinitamente, Dios nos está mostrando su proyecto de amor, para que poniéndole en el centro de nuestras vidas seamos más humildes y aprendamos de nuestros propios errores, que por cierto, el Señor siempre los perdona cuando arrepentidos acudimos a Él.
Semana Santa en pandemia: Dios nos está llamando a la conversión, a que volvamos nuestra mirada a sus ojos y nos dejemos llenar de su amor, para que así cuidemos la Creación y podamos amarnos más los unos a los otros. Así haremos camino juntos unidos de la mano, no solo yo con los míos, toda la humanidad, que es lo que el Señor quiere.