Es Viernes de Dolores, Viernes de Pasión. Nos adentramos en las puertas de la Semana Santa con el deseo de acompañar a Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección, pero sobre todo con que nos toque el corazón de una manera especial, transformando y cambiando nuestras vidas. Es el paso de Jesús y también puede ser tu paso, el salto definitivo del hombre viejo al nuevo, la llamada que Jesús te hace. ¿Eres fiel a Cristo? ¿Has dado pasos durante esta Cuaresma que te han acercado más a Dios? ¿Cómo vives tus actividades cotidianas? Es necesario dar pasos para no quedarse estancados, para que puedas decir que Cristo vive en ti, que eres reflejo de lo que vives y experimentas en tu oración personal con Él. Es Viernes de Dolores y es tu oportunidad. No la desaproveches porque el Señor Jesús, una vez más, está pasando delante de ti para invitarte a seguirle, a quitarte las máscaras, la ropa vieja que llevas… porque quiere renovarte, hacerse más presente y fuerte en tu vida y ayudarte a que tu conversión sea definitiva.
Ahora es el momento del encuentro, de la transformación. La conversión se produce en un momento puntual de nuestra vida, pero el camino de santidad es una tarea que ocupa toda la vida. Que tu conversión sea ese cambio de dirección que necesitas para recorrer esa vía de santidad que ha de ser tu vida. El Señor ha puesto en ti una semilla para que la hagas fructificar y puedas ofrecer a los demás gestos de amor, llenando sus corazones de la vida que Dios te da a ti desde la fe. Es Viernes de Dolores y el Señor confía en ti. Sabe de tus capacidades y quiere que compartas el fruto de la semilla de fe que tienes en tu interior. Es el gozo del encuentro con Cristo, del mantenerse fiel al pie de la Cruz, sin abandonarle en ningún momento, superando las tentaciones cotidianas que pretenden alejarte de Él. Eres hijo de la luz y el Señor confía en que seas luz, para que puedas ves más allá de lo superficial y lo inmediato. Para que las luces del mundo no te confundan y hagas brillar con fuerza la luz de tu fe que debe ayudar a los que te rodean, porque Él te ha elegido, como su instrumento, para hacerse presente a través tuya y poder llegar al corazón de los que están contigo.
Es Viernes de Dolores, una oportunidad única para renovar la Gracia de Dios en tu vida. No dejes pasar por alto esta oportunidad, para que llenes tu alma y siempre tengas buena disposición hacia Dios y los hermanos, y que nada de lo que haces por todos te cueste trabajo. Hay veces que se hace pesado el compromiso, la entrega…, cuando estás en Gracia de Dios el servicio a los demás lo vives con pasión y felicidad, porque es el Señor quien viene a tu encuentro y llena tu vida de plenitud. No es un viernes más, es Viernes de Dolores, ocasión especial para estar al pie de la Cruz y acrecentar tu confianza en el Señor, siguiendo el ejemplo de María, que nos enseña a vivir el sufrimiento con una espada atravesándola el corazón, y a contemplar a Cristo muerto en la Cruz. Una madre, nuestra Madre María, que tiene a su hijo muerto entre sus brazos, y que nos da una lección de fe, a pesar del dolor y el desgarro de su corazón, porque confiaba en el Señor y en Él se sostenía.
Hoy, Viernes de Dolores, es una oportunidad para sostenerte en el Señor en medio de tus angustias, sufrimientos y dolores. Dios no se desentiende de ti, al contrario, hoy te quiere abrazar de una manera especial, porque quiere consolar y reconfortar tu corazón, tu alma. No es un día más, es Viernes de Dolores, Cristo te abraza desde la Cruz, te mira a los ojos y te habla para decirte que no te preocupes, que está dando la vida por ti y que te regala a María como Madre para que sientas su consuelo, el calor que necesita tu corazón en este momento, para que sientas el bálsamo que Dios te está dando para aliviarte, sanarte, calmar y aplacar el ahogo que tienes en tu interior. Confía en el Señor, únete a María, nuestra Madre, que quieren ayudarte a reemprender la marcha. Escucha lo que te quieren decir: “No estás solo. Yo estoy contigo, a tu lado, sosteniéndote, velando por ti”. Quizás no entiendas nada de lo que te está pasando, mira la Cruz y agárrate a ella para que sientas el amor de Cristo que está dando la vida por ti.