Cuando Jesús se bautizó en el Jordán, Dios Padre nos presenta a Jesucristo como Hijo y nos invita a que le escuchemos. Jesús en numerosas ocasiones invita a todos sus oyentes que le escuchen, «porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer» (Jn 15, 15). Pídele al Señor la gracia de poder escuchar, de tener unos oídos bien atentos y una mirada totalmente pura para que nada nos distraiga ni impida que le prestemos al Señor toda la atención. También en el monte Tabor el Señor le dice a Pedro, Santiago y Juan: «Este es mi Hijo, el Elegido. Escuchadlo» (Lc 9, 35). Hacer la voluntad muchas veces cuesta, como escuchar con atención y con el corazón. Es el momento de pararse y cuidar nuestra alma dejándola llenarse por la presencia del Señor. La Palabra de Jesús es el alimento de nuestra alma y es una tarea que no debemos descuidar. Debe de ser la principal acción que debemos realizar cada día: acoger la Palabra de Dios en nuestra alma para que dé sentido a todo lo que hacemos. Son muchas las cosas que escuchamos a lo largo del día, y no podemos conformarnos con escuchar cualquier cosa, sino estar primero y siempre delante del Señor para comprender todo lo que nos quiere decir.
Analiza el tiempo que le dedicas a Dios cada día y piensa si es suficiente. ¿Cuánto tiempo le dedicas a Jesús? ¿Meditas la Palabra de Dios y la pones en práctica? Escuchar a Dios cada día y acoger su Palabra en nuestro corazón nos alimenta la fe y la fortalece. ¿No estás dispuesto a hacer lo que haga falta para vivir mejor? Ha llegado el momento de plantearse qué es lo que te da calidad de vida y dónde posicionas en tu vida y en tu escala de valores tu espiritualidad, tu vida interior; porque hay que tener una vivencia profunda de fe para poder afrontar las dificultades y problemas de la vida sin mermar tu calidad de vida, especialmente, la espiritual. Hay veces que nos vemos forzados a realizar equilibrios, los más comunes son los relacionados con las relaciones personales, pues intentamos que entre todos los que nos rodean y los intereses personales que cada uno pueda tener, exista ese equilibrio que procure la armonía y la buena sintonía entre todos. Por eso procura el equilibrio en tu vida espiritual, para que tu mirada a Dios siempre sea limpia y pura, sin ningún interés, y dispuesta a servir siempre en todo lo que sea necesario.
Para escuchar con atención es necesario mirar a los ojos; mira a los ojos a Jesús, déjate cautivar por su mirada, por esos ojos que quieren envolverte y llenarte de vida en Él. Mira con los ojos de Jesús a los demás, para que puedas llegar a su corazón y cautivarles en su nombre; no por ti, sino por Él, porque la gloria no es tuya, sino suya. Que el mundo no te seduzca ni te haga volar por otros derroteros distintos, que solo te llevarán al vacío y la indiferencia. Déjate seducir por Cristo que bien sabe lo que has de hacer, y te lo está diciendo a cada momento. Presta atención y descubre tu misión para que tu alma crezca y se llene de Dios, porque quiere encontrar la luz e iluminar. No te dejes llevar bajo ningún concepto por las tentaciones del mundo; deja a un lado sus seducciones y hazte cada día más fuerte, gracias a la oración personal. Pon toda tu alma en tu oración, para que así fortalezcas tu fe y no desfallezcas en ningún momento ni te dejes seducir por el mejor postor. Cristo confía en ti y por eso quiere ayudarte a que mires a través de sus ojos, cargados de amor y compasión, para que el Evangelio sea una realidad en tu vida, y no solo un buen deseo.
¡Qué hermoso es poder imaginar y contemplar cómo era Jesús! Descubrir sus pensamientos más íntimos y profundos; escuchar su voz que nos habla con ternura y delicadeza; recorrer los caminos tan hermosos y a la vez difíciles que hemos de atravesar, viendo las necesidades de los hermanos en su día a día y buscando, desde el encuentro personal y sincero, cómo hacer feliz a quien tenemos al lado de la misma manera que Él lo realizó. La vida es un camino que tenemos que recorrer; cuenta con Jesús para realizarlo y así le escucharás en todo momento y descubrirás paso a paso los pequeños detalles, que llenos de amor, podrás realizar.