Hoy es el Domingo de la Divina Misericordia. Una gran oportunidad para ponernos delante del Señor y dejarnos envolver por Él, para que descansando, sintamos el alivio que nos da su amor y su perdón. Nuestra alma necesita sentirse liberada y cuidada por el Señor, para que Él la convierta en puro amor, que es la mejor manera de manifestar la misericordia. Todos estamos llamados a compartir a Cristo y su evangelio allá donde estemos. La manera que Dios tiene de manifestarnos su amor es a través de su Palabra y de los Sacramentos. Podemos decir que en el Evangelio podemos leer lo que nos dice Jesús expresando toda la Misericordia del Padre Bueno, y los signos tan preciosos que Jesús y después los apóstoles realizaron transmitiendo el amor de Dios al llevar la Buena Noticia por el mundo. También nosotros tenemos que seguir extendiendo la Misericordia de Dios a través de nuestros gestos concretos y visibles que transmiten lo invisible, acercando a todos nuestros hermanos la misericordia y la ternura de Dios, manifestada a través de nuestra persona.
¡Qué hermoso es ser instrumento del Señor! Dios se está sirviendo de ti; y las pistas para poder transmitir toda su grandeza las podemos encontrar en las obras de misericordia, tanto las corporales, como las espirituales. Jesús en el Cenáculo envía a los discípulos a la misión de evangelizar a todos los pueblos, bautizando y perdonando los pecados, para transmitir esa alegría que tiene que ser el encuentro con el Señor. Lo mismo quiere hacer Jesús contigo, abrir las puertas que puedas tener cerradas en tu alma, en tu corazón, para que te pongas en camino y puedas compartir con todos los que te rodean la fuerza sanadora que tiene el amor de Dios y que tú has podido vivir y experimentar en primera persona.
A nuestro alrededor hay situaciones de personas que son duras y difíciles. Su dolor no pasa desapercibido para Dios, ni para ti tampoco. Para eso Dios te ha dado ojos para ver y oídos para escuchar, para que mirando a tu alrededor puedas acudir con tus pies al encuentro del hermano y con tus manos actuar y ayudar en todo lo que puedas. No dejes de lado tu corazón para que muestres todo el amor que Dios te regala, llevando así la misericordia a todos los que te rodean. Jesús en el Evangelio se compadecía de la gente, que este Domingo de la Divina Misericordia te ayude a que tú hagas lo mismo también y se acreciente tu compasión hacia todos los que te rodean.
Jesús nos pide a todos que practiquemos las obras de misericordia y así desempeñemos la misión de evangelizar y llevar el amor de Dios a cada uno de los rincones de nuestros entornos. Quiere que nos pongamos en camino, pues esto es la misericordia: tener un corazón que se compadece de los hermanos y va al encuentro del necesitado lleno del amor y de la ternura de Dios, para ayudar y consolar al que lo está pasando mal. Nuestro mundo está herido, a nuestro lado hay personas que se sientes angustiadas, solas, necesitadas de ayuda y compañía. Es el momento de actuar, de acoger el amor de Dios en nuestros corazones y empezar a derramarlo paso a paso, haciendo que la Palabra de Dios sea real y viva, porque la encarnamos a través del amor y la compasión que mostramos a quienes nos rodean.
Como el Evangelio es misericordia, está al alcance de todos, basta con pararse a escuchar, abrir el corazón y dejar que el amor de Dios entre con toda libertad en nuestra vida, para que nos podamos convertir en buenos samaritanos, entregando nuestro tiempo y nuestros esfuerzos a mostrar la delicadeza y dulzura de Dios a través de nuestra pobre persona. Que no te asuste dejarte llevar por el Señor, porque su Misericordia es grande y no tiene fin, te sumerge en el mejor círculo vicioso que puedas vivir, que no es otro que el del amor y el perdón verdadero, y llegarás a experimentar y a compartir que uno recibe más cuando ama de verdad, el ciento por uno.
Dios es amor, es misericordia y te ha elegido a ti para manifestárselo a todos los que te rodean.
Obras de misericordia corporales:
- Visitar a los enfermos
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
- Dar posada al peregrino
- Vestir al desnudo
- Visitar a los presos
- Enterrar a los difuntos
Obras de misericordia espirituales:
- Enseñar al que no sabe
- Dar buen consejo al que lo necesita
- Corregir al que se equivoca
- Perdonar al que nos ofende
- Consolar al triste
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
- Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.