No te equivoques, Dios no está llamando a los que tienes a tu lado, te está llamando a ti y te lo está diciendo una y otro vez: “Me he fijado en ti”. Para Dios tú eres el elegido, no mires para otro lado ni tampoco agaches la mirada como si no fuera contigo. Él quiere que seas tú quien haga realidad, en tu vida y en tu entorno, su Palabra. Esa Palabra que da la vida y que te hace sentir lleno de felicidad. Si Dios se ha fijado en ti es porque sabe de tu valía, de los dones y cualidades que tienes y sobre todo de lo que eres capaz de llegar a hacer en su nombre. Dios te conoce muy bien y sabe ciertamente de tus posibilidades, por eso ponte a su disposición para que estés en sintonía con Él y tengas siempre claro qué es lo que tienes que hacer.
No le pongas excusas, no inviertas tu tiempo en lo que no merece la pena, no tomes otros caminos distintos a los del Evangelio, porque entonces estás desaprovechando oportunidades formidables para sentirte realizado y disfrutar todo lo posible de Dios. Hay veces que nos empeñamos hacer nuestras cosas al margen de Dios, pensando que así vamos a estar mucho mejor, pero no podemos basar nuestra vida en la inmediatez. La inmediatez, al momento nos produce satisfacción, felicidad, placer… pero dura muy poco, nos deja una sensación de vacío que hace que volvamos a repetir estas mismas actitudes, sin darnos cuenta de que nos vacía cada vez más. No dejes que en tu vida quede un vacío de Dios, porque el mundo te irá comiendo poco a poco y todo dejará de tener sentido, pues pensarás solo en ti.
Viendo nuestra vida, nuestros pecados, pobrezas, limitaciones, infidelidades… nos damos cuenta de que no somos dignos para el Señor, ni siquiera para que nos mire. Pero Jesús nos mira porque somos pequeños e insignificantes. Procura tener un corazón de niño para que Jesús se siga fijando en ti: «Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18, 3). Déjate seducir por el Señor, hazte como un niño fiándote plenamente de Él, para que veas con claridad el camino que tienes que seguir, teniendo confianza en el Señor y llenándote de su misericordia. Cristo quiere conversar contigo tranquilamente mirándote a los ojos para que seas totalmente consciente de su plan, de cómo quiere que pongas su Palabra en práctica y seas capaz de construir tú también el Reino de Dios, llenando tu vida de esperanza.
Si quieres que todas tus empresas tengan éxito, no las hagas por ti mismo, hazlas poniendo a Dios en medio de cada una ellas; ofrécele todo lo que haces, no te olvides nunca de Él, pregúntate siempre cómo actuaría Jesús en tu lugar y qué diría también, proponte seguir sus pasos poniendo siempre en práctica el Evangelio. Dios se sigue fijando en ti porque está pendiente de lo que haces, ya que no deja de prestarte atención, atento a tus necesidades. De ahí viene la sabiduría, a la hora de hablar y de actuar, porque como va dirigiendo tus pasos, te va instruyendo en todo momento, y te coge de la mano para que no tropieces ni te desvíes del camino. Por eso Dios se convierte en la brújula de tu vida, porque te va marcando el camino correcto.
Dios quiere que te sientas importante, porque para Él lo eres, pero ten cuidado, no te lleve a la soberbia, vívelo desde la humildad, el servicio y la sencillez que es lo que Él quiere. Sentirte importante para Dios es sentirte amado. Y Dios de eso sí que entiende, pues es Amor Puro. Déjate querer por Él, y que cada encuentro que tengas con los hermanos se conviertan en abrazos de Dios. Dios quiere ser el dueño de tu vida, porque Él es tu Creador y la creación le pertenece. Que este sentido de pertenencia te ayude a sentirte hijo de Dios, para que así tu alma goce cada día y te sientas siempre en plenitud. Y nunca olvides estas palabras de Dios: “Me he fijado en ti”.