Siempre me ha dicho mi padre desde pequeño: “Hijo mío, antes que el número 2 está el número 1”. Siempre he dicho que mi padre cuando habla “sienta cátedra”, y muchas personas que lo han conocido me han dicho después de tratarlo que es verdad, que cuando habla “lo clava”. No es amor ciego de hijo. Creo que esta sabia frase nos ayuda a priorizar en nuestra vida, para saber elegir con sabiduría y sobre todo a poner a tu familia en el lugar que corresponde. Sin evasivas ni escapes.
Hemos de tener clara nuestra escala de valores en la vida y saber qué es lo importante y dónde merece la pena invertir esfuerzos y energía. Pues hay veces que gastamos muchas energías en realidades secundarias que no nos merecen tanto la pena y que nos desgastan día a día, dejando pasar ocasiones únicas e irrepetibles donde tenemos oportunidades de crecer, aprender y madurar. Cierto es que a lo largo de nuestra vida van cambiando nuestras prioridades, dependiendo de la etapa que estemos atravesando en el momento.
Convencido estoy del valor que todos damos a las personas coherentes que ponen en práctica lo que creen y piensan. Siempre me ha gustado esta frase de Gabriel Marcel: “Vive como piensas para no terminar pensando cómo vives”, que refleja perfectamente esa autenticidad que deben manifestar nuestros actos.
Es una tarea difícil, necesita claridad para saber lo que tenemos que hacer y qué decisiones hay que tomar; necesita perseverancia para ser constantes en nuestro empeño y alcanzar aquello que nos proponemos; necesita ser crítico con uno mismo, para transformar los defectos y fallos en virtudes; sé honesto y no andes con dobleces ante los demás, sé sincero cuando tengas que hablar y delicado a la hora de hacer una crítica a los demás, la verdad sólo tiene un camino; acéptate tal y cómo eres, no tienes que demostrar nada a nadie, quien te quiera de verdad te va aceptar con tus virtudes y defectos; sé fiel a tus ideales y a la palabra que has dado, lo peor que podemos hacer las personas es traicionarnos a nosotros mismos.
«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo» (Mt 6, 24). Ésta es nuestra lucha. ¿A qué nos dedicamos? ¿Optamos por Dios o por el mundo?
Para que tu escala de valores esté bien organizada ayúdate de tu proyecto de vida, que te permita vivir con más orden, coherencia y autenticidad. Te permitirá cuidar tu vida espiritual y descubrir la presencia de Dios en tu vida y en todo lo que te rodea.
Bien sabemos todos que con Dios todo es mucho más fácil y llevadero. Por eso procura que la práctica y vivencia de los sacramentos te acerque más a Cristo y así puedas ser modelo de vida y de fe de los que te rodean.
Revísalo periódicamente para así estar alerta y poder avanzar personal y espiritualmente. No descuides tu interioridad ni espiritualidad, lo fácil es abandonarse y dejarte llevar por las prisas y por las rutinas con las que vivimos.
Y recuérdalo siempre: “Antes que el número 2, está el número 1”.