Queremos formar parte de proyectos, dar nuevos pasos que nos hagan ser personas distintas, capaces de mejorar, madurando como personas y avanzando en nuestro crecimiento espiritual. No basta solo la buena voluntad y las buenas intenciones. Necesitamos dar pasos que nos ayuden a romper con nuestros prejuicios, con las experiencias pasadas que nos coartan y que limitan nuestra capacidad de acción. Hay veces que hemos de estar dispuestos a superar malas experiencias y desencuentros con las personas, eliminando todos los prejuicios que nos posicionan ante las nuevas situaciones que se nos presentan en nuestra vida y que nos permite avanzar con determinación y seguridad. Nuestra capacidad de respuesta en momentos así nos define como el tipo de personas que somos, creciendo en interioridad y dando paso a la felicidad en nuestra vida desde una dimensión distinta, que nos permitirá enriquecer nuestra fuerza interior, sabiduría y espiritualidad.
No te rindas, ni dejes que las heridas de tu pasado y el dolor que te provocan sean más poderosas que tu voluntad y tu deseo de cambiar. No pierdas la esperanza y no des paso a la desesperanza, la desazón y la rabia; te llevarán a la envidia y a la muerte espiritual. Hablarás con tu vida desde la teoría y no desde los frutos que la fe te permite dar. Todo en la vida pasa y nada dura para siempre. Quedarte en el lamento, eternizando situaciones pasadas no te va a llevar a nada, sólo a vivir angustiado buscando los culpables y focalizando toda tu impotencia en ellos. Deja que pase el dolor, que todo fluya en tu interior saliendo de tus profundidades, y dando paso al descanso y a la paz. No pienses que no puedes, al contrario, en tu interior tienes la fuerza necesaria para salir adelante; quizás no la encuentres inmediatamente, pero basta que dejes pasar el dolor o resentimiento que tengas y podrás avanzar, superando todo miedo que te impide abordar tus situaciones más personales y poner en marcha tu recuperación personal. No dejes que el desánimo, la desolación, la negatividad, puedan con tu voluntad. Ejercítala con determinación para que no pierdas esa capacidad de recuperación.
Pensar en una vida sin dificultades es vivir engañado, por eso ten claro que la fe es la que te puede ayudar a avanzar en medio del sufrimiento, siguiendo los pasos de Jesús, que ha venido a dar sentido a todo lo que haces. No hay patrones determinados para afrontar el dolor, porque cada persona lo vivimos a nuestra manera; confía en el Señor, abandónate en su Presencia y podrás comprender con claridad lo que Dios te está queriendo decir y cómo lo puedes afrontar siendo testigo y signo para los que te rodean.
Jesús dijo a los apóstoles que el camino del Evangelio no sería un camino de rosas. «Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mi. En el mucho tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33). Y muchas veces la principal lucha está en nuestro interior, contra nuestros rencores, resentimientos, miedos, indecisiones… que hemos de superar con la ayuda de Jesús, que ha venido a salvarnos y dar sentido a nuestra vida. Que la oración personal te ayude a encontrar el sosiego en tu corazón, para que así puedas sentirte con la serenidad suficiente para superar todo lo que te paraliza y te impide caminar, abandonándote en las manos del Señor. Con la ayuda de Dios podrás llegar a superar todo lo que se te escapa de las manos, sacando siempre una enseñanza que te permita madurar y crecer como creyente y como persona. Ante las luchas hay que ser fieles al Señor, mantenerse más unidos a Él para no sucumbir ante los envites de la vida que nos quieren tumbar y alejar del Señor. La fe te dará el valor y el coraje suficiente para no rendirte, para seguir caminando a pesar de que la carga sobre tus hombros sea demasiado pesada; pero como cuentas con la ayuda de Jesús que es tu cirineo y siempre está a tu lado, no has de temer, pues siempre te sugerirá lo que tienes que hacer y decir. Deja que el Señor programe tu vida y te guíe, para que tus proyectos nazcan de Él y así todas tus empresas sean bendecidas por Él. No le pongas condiciones ni trabas, Él sabe lo que hace contigo.