SESIÓN 1 – TIEMPO ORDINARIO
- OBJETIVOS
- Descubrir que los cristianos son discípulos de Cristo.
- Conocer las características por las que se distingue a los cristianos.
- DESARROLLO
PRIMER MOMENTO
RUTINA
- Oración en la Capilla
SEGUNDO MOMENTO
- Reunión por grupos
- Con el Catecismo abierto, para entrar en clima de diálogo a través de los dibujos (págs. 10 y 11): Los cristianos
- Nos fijamos en el dibujo de las manos. El Catequista anima a que los niños se expresen.
- ¿Qué vemos? dialogamos… (Son manos acogedoras, transmite paz, perdón… manos amigas…)
- ¿Qué vemos en el dibujo de la pág. 11? (Un grupo de niños de todas las razas, la actitud de Jesús es de ternura…)
- ¿Qué momento en la vida de Jesús nos recuerda este dibujo?
- Apoyo para el catequista sobre los dibujos
- Si nos fijamos en el dibujo de las manos, podemos apreciar que están entrelazadas. Son signo de perdón, de compartir, de amistad, de amor… Son expresión del Mandamiento del Amor, rasgo característico de los cristianos.
- El dibujo de la pág. 11, nos muestra a Jesús rodeado de niños de todas las razas, lleva al más pequeño entre sus brazos. La actitud de Jesús es de ternura, de cercanía, acogedora, muestra un cariño especial hacia los niños. Este gesto de Jesús, podemos encontrarlo en el Evangelio de Marcos (10, 13-16).
- Ayudar a los niños a descubrir que Jesús es el centro, el protagonista de lo que estamos leyendo. De igual modo Jesús está en la vida de los cristianos, porque somos sus discípulos y solo a Él seguimos.
- “Los cristianos nos reunimos los domingos y días de fiesta para celebrar la Eucaristía. En ella Jesús nos alimenta con su Palabra y con su Pan de Vida.
- Con nuestros ojos no vemos a Jesús pero, donde está Él, las personas cambian, se hacen mejores: comparten sus cosas, están alegres; es decir, se aman”.
- Nos fijamos en el dibujo de las manos. El Catequista anima a que los niños se expresen.
TERCER MOMENTO
- Somos seguidores de Jesús
- Jesús eligió a sus amigos para que le siguieran y aprendieran de él. También nosotros tenemos que aprender de él.
- Ver con los niños lo que Jesús enseñó a los apóstoles:
- Amar
- Perdonar a los pecadores
- Compadecerse de los enfermos y necesitados.
- No juzga a nadie.
- No habla mal de nadie.
- …
- Jesús nos quiere felices y con su vida nos enseña cómo serlo.
- Cuento: La cara perfecta:
Había una vez un muñeco de papel que no tenía cara. Estaba perfectamente recortado y pintado por todo el cuerpo, excepto por la cara. Pero tenía un lápiz en su mano, así que podía elegir qué tipo de cara iba a tener ¡Menuda suerte! Por eso pasaba el día preguntando a quien se encontraba:
– ¿Cómo es una cara perfecta?
– Una que tenga un gran pico – respondieron los pájaros.
– No. No, que no tenga pico -dijeron los árboles-. La cara perfecta está llena de hojas.
– Olvida el pico y las hojas -interrumpieron las flores- Si quieres una cara perfecta, tú llénala de colores.
Y así, todos los que encontró, fueran animales, ríos o montañas, le animaron a llenar su cara con sus propias formas y colores. Pero cuando el muñeco se dibujó pico, hojas, colores, pelo, arena y mil cosas más, resultó que a ninguno le gustó aquella cara ¡Y ya no podía borrarla!
Y pensando en la oportunidad que había perdido de tener una cara perfecta, el muñeco pasaba los días llorando.
– Yo solo quería una cara que le gustara a todo el mundo- decía-. Y mira qué desastre.
Un día, una nubecilla escuchó sus quejas y se acercó a hablar con él:
– ¡Hola, muñeco! Creo que puedo ayudarte. Como soy una nube y no tengo forma, puedo poner la cara que quieras ¿Qué te parece si voy cambiando de cara hasta encontrar una que te guste? Seguro que podemos arreglarte un poco.
Al muñeco le encantó la idea, y la nube hizo para él todo tipo de caras. Pero ninguna era lo suficientemente perfecta.
– No importa- dijo el muñeco al despedirse- has sido una amiga estupenda.
Y le dio un abrazo tan grande, que la nube sonrió de extremo a extremo, feliz por haber ayudado. Entonces, en ese mismo momento, el muñeco dijo:
– ¡Esa! ¡Esa es la cara que quiero! ¡Es una cara perfecta!
– ¿Cuál dices? – preguntó la nube extrañada – Pero si ahora no he hecho nada…
– Que sí, que sí. Es esa que pones cuando te doy una abrazo… ¡O te hago cosquillas! ¡Mira!
La nube se dio por fin cuenta de que se refería a su gran sonrisa. Y juntos tomaron el lápiz para dibujar al muñeco de papel una sonrisa enorme que pasara diez veces por encima de picos, pelos, colores y hojas.
Y, efectivamente, aquella cara era la única que gustaba a todo el mundo, porque tenía el ingrediente secreto de las caras perfectas: una gran sonrisa que no se borraba jamás.
- Jesús nos elige a cada uno por cómo somos y quiere vernos siempre felices
PADRE NUESTRO