SESIÓN 9 – TIEMPO ORDINARIO
- OBJETIVOS
- Descubrir el 8 Mandamiento de la Ley de Dios: “No dirás falso testimonio ni mentirás”.
- El Espíritu Santo nos da fuerza para decir siempre la verdad.
- Jesús nos enseña a mirar al corazón de las personas.
- DESARROLLO
PRIMER MOMENTO
RUTINA
- Oración en la Capilla
SEGUNDO MOMENTO
- Reunión por grupos
- Leemos los mandamientos de la página 154 del Catecismo.
- No dirás falso testimonio ni mentirás
- Vemos el video sobre el octavo Mandamiento: “No dirás falso testimonio ni mentirás”.
- Comentamos el video con los niños en el grupo.
- Leemos el párrafo tercero de la página 98 que nos habla del octavo mandamiento.
- Es muy fácil decir mentiras y hay gente a la que le gusta hablar mal de los otros. Esto no es cualquier cosa.
- El octavo mandamiento nos dice que no debemos mentir y muchas cosas más:
- Decir cosas falsas que no son verdad.
- ¿Por qué es pecado mentir?
- Dios nos ha dado a los hombres un regalo: poder comunicar a los otros nuestro pensamiento. Este regalo nos lo dio para que los usáramos con la verdad. Cuando decimos una mentira, estamos abusando y usando mal este don de Dios.
- ¿Qué nos dice Jesús en el Evangelio?
- Mt 5, 37: “Que vuestro hablar sea: sí, sí; no, no.”
- Jesús nos pide que seamos personas de verdad:
- Lo que es cierto es cierto.
- Lo que es falso es falso.
- No hay nada que justifique la mentira.
- Hay que premiar la verdad: Cuando alguien nos dice la verdad siempre tenemos que confiar en él.
- Jesús nos pide que seamos personas de verdad:
- Pecados contra la verdad:
- La mentira.
- El perjurio.
- El juicio temerario.
- La maledicencia.
- La calumnia.
- El chisme.
- Escuchar con gusto lo indebido.
- Revelar los secretos.
- Mt 5, 37: “Que vuestro hablar sea: sí, sí; no, no.”
- Cuento: “El Gran Palacio de la Mentira”
Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían duramente porque el suyo fuera el mejor.
Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras. Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco, cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó.
Y todos, incluidos los duendes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.
- Comentario:
- Siempre tenemos que decir la verdad. Con la mentira no llegamos a ningún lado porque al final se termina descubriendo siempre. Ya lo dice el refrán: “Las mentiras tienen las patas muy cortas”.
- Jesús nos enseña a decir siempre la verdad. Quien ama de corazón al otro nunca le miente ni engaña, siempre desea lo mejor para él.
- Repasamos los Diez Mandamientos en la página 154 del Catecismo.
PADRE NUESTRO