SESIÓN 10 – TIEMPO ORDINARIO
- OBJETIVOS
- Descubrir el 9 Mandamiento de la Ley de Dios: “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”.
- El Señor nos ha dado la mente para que pensemos siempre cosas buenas de los demás.
- El Espíritu Santo nos ayuda a tener nuestra mente siempre limpia y sin malos pensamientos hacia nadie.
- DESARROLLO
PRIMER MOMENTO
RUTINA
- Oración en la Capilla
SEGUNDO MOMENTO
- Reunión por grupos
- Leemos los mandamientos de la página 154 del Catecismo.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros
- Vemos el video sobre el noveno Mandamiento: “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”.
- Comentamos el video con los niños en el grupo.
- Igual que veíamos en el 6 mandamiento que teníamos que respetar y cuidar nuestro cuerpo, no podemos tampoco manchar nuestra mente con malos pensamientos hacia las personas.
- Leemos la página 96 donde nos hace referencia al noveno mandamiento.
- Solo podemos pensar bien de los demás.
- ¿Alguna vez hemos deseado mal a alguien o nos hemos alegrado cuando a alguien le ha pasado algo malo?
- Les contamos un ejemplo de la Biblia donde se explica lo que no tenemos que hacer para no romper el 9 mandamiento.
EJEMPLO DEL PECADO DE DESEO
(El pecado de David)
El rey David vio un día a una mujer muy bella bañándose; le gustó la mujer y tuvo el deseo de pecar con ella. Con esa tentación empezó el gran pecado de David. La llamó a su casa y pecó con ella.
Para que su marido, que estaba en la guerra, no se enterase, lo mandó llamar para que estuviese en casa con su mujer y así, que todos creyesen que el niño que nacería era hijo del marido.
En vista de que el marido no quiso por nada del mundo estar en su casa con su mujer mientras los demás estaban en la guerra, el rey lo volvió a mandar a la guerra y encargó a uno de sus generales que lo pusiese en el sitio más peligroso para que muriese para después quedarse el rey con su mujer. Así sucedió. Después, David se arrepintió, y Dios le perdonó como perdona siempre que le pedimos perdón, por grandes que sean nuestros pecados.
- REFLEXIÓN: Los grandes pecados empiezan por la tentación del deseo. Cuando los deseos son de cosas malas, hay que resistir desde el principio.
- CUENTO: “EL FELICÍMETRO”
Dani estaba muy disgustado con los Reyes Magos. Era un niño muy bueno, pero le molestaba tremendamente ver que casi todos los años muchos otros niños, claramente más malos, recibían más juguetes por Reyes. Y fueron tantas sus quejas, que una noche los Reyes Magos aparecieron con sus camellos en casa de Dani y se lo llevaron al Lejano Oriente.
- Queremos enseñarte el mayor de los secretos -le dijeron los Reyes Magos-. Si vienes te mostraremos cómo decidimos cuántos juguetes recibe cada niño el día de Reyes.
Cuando llegaron, los Reyes le mostraron algunos raros artilugios, mientras le explicaban:
- Esto fue nuestro primer medidor de juguetes. Era una balanza, y los juguetes se regalaban por peso. Dejamos de usarlo cuando un niño recibió tantos globos que al explotar derrumbaron las paredes de su casa.
- Ese otro con forma de molde se llamaba “igualator”. Servía para asegurarnos de que todos los niños recibieran los mismos juguetes, pero como luego no tenía gracia cambiarlos con otros niños, nadie los quería… Puff, casi nos quedamos sin trabajo, hubo un año que apenas recibimos unas pocas cartas y tuvimos que cambiarlo a toda prisa…
Y así fueron hablando de los inventos que habían utilizado; algunos realmente ridículos, otros un poco simplones, hasta que finalmente dijo:
- .. pero todo se arregló con este invento, y desde entonces cada año recibimos muchos más millones de cartas que el anterior. Se llama Felicímetro, y sirve para medir la felicidad de los niños. Cuando visitamos un niño, ponemos en el felicímetro todo lo que tiene, y automáticamente nos dice los mejores regalos para él.
- Pues debe estar estropeado, a mí siempre me tocan pocos regalos…- protestó el niño.
- ¡Qué va! funciona perfectamente. Los niños que como tú tienen muchos amigos, unos papás y hermanos que les quieren mucho, son generosos y no buscan la felicidad en las cosas tienen miles de puntos en el felicímetro, y regalarles muchos juguetes sólo podría bajárselos. Sin embargo, los niños que están más solos, o cuyos papás les hacen menos caso, o que no tienen hermanos ni amigos, tienen tan pocos puntos que da igual cuántos regalos añadamos al felicímetro: nunca pasan de la mitad… ése es el gran secreto del felicímetro: reciben más quienes de verdad menos tienen.
Como no parecía terminar de creerlo, aquella noche mágica de Reyes Dani acompañó a los Reyes con sus camellos llevando el felicímetro, comprobando él mismo cómo quienes más regalos recibían eran los menos felices de todos. Y no pudo evitar llorar cuando vieron un niño muy rico pero muy triste, que después de haber abierto cien regalos, pasó la noche solitario en su habitación…
Y sintió tanta pena por esos niños, que ya nunca más volvió a desear más regalos, y se esforzó cada día por hacerles llegar a aquellos niños una pequeña parte de su gran felicidad.
- Comentario:
- NO podemos dejarnos llevar por la envidia ni por el deseo pensando que si tenemos todo seremos más felices.
- Tenemos que aprender a ser felices con lo que somos y tenemos.
PADRE NUESTRO