Lo que ocurre a tu alrededor debe importarte. Sería equivocado pensar que no va contigo porque no es responsabilidad tuya o porque no tienes nada ver con lo que está ocurriendo. Jesús nos enseña y nos pide que nos impliquemos, que tomemos partido ante lo que acontece en nuestro entorno, que no nos dejemos llevar por la indiferencia o por la comodidad que no compromete nuestra vida. Echar balones fuera siempre es lo más cómodo y lo que nos permite vivir más tranquilos, pensando en lo nuestro y olvidándonos de los demás: porque ya son suficientes nuestras preocupaciones y agobios como para tener que preocuparnos por las de los demás; porque no tenemos tiempo para nada, siempre nos falta para hacer nuestras cosas; porque como a mí no me afecta que cada uno busque sus propias soluciones.
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No estás solo
Estamos en un mundo donde el individualismo está superando niveles que roza lo increíble. Basta con pulsar una tecla para estar conectado a un montón de personas que ni siquiera conoces, pero que a la vez piensas que son algo tuyo. Cada vez nos relacionamos menos y con menos intensidad, porque siempre hay un mensaje que contestar o un nervio que te entra por el cuerpo cuando te llega alguna notificación al móvil y estás deseando poder ver quién se pone en contacto contigo. Hay veces en las que estamos más pendientes de la pantalla del teléfono o del ordenador, de un comentario o de una foto que de los demás.