
Vivir con alegría es uno de los grandes propósitos que todos tenemos en nuestra vida. Hay veces que nos mostramos más vulnerables ante las situaciones que se nos presentan y que nos contrarían fuertemente, y que hacen que nos enfademos, estemos de mal humor y reneguemos de nuestros mismos y de lo que nos rodean, aunque solo sea momentánea y rápidamente nos arrepintamos. Somos conscientes de las idas y venidas de nuestros sentimientos, que tantas veces condicionan nuestro estado, carácter y día a día. Dependiendo cómo nos levantemos en muchas ocasiones, así afrontamos nuestras jornadas. En muchas ocasiones nos esforzamos por enderezarlas porque sabemos bien que no podemos estar todo el tiempo de mal humor y enfadados.