Todos experimentamos en nuestra vida el amor de los demás que se manifiesta a través de gestos y palabras. Cuando las palabras vienen refrendadas por los gestos, cuánto disfrutamos y qué bien nos sentimos, porque amar y sentirse amado es maravilloso. Sabemos que el amor hay que cuidarlo, porque si no se va desgastando, terminamos perdiéndolo y lamentándonos por lo que tuvimos en nuestras manos y dejamos escapar. Es importantedejar que el Señor te enseñe a amar, pues así tu fe crecerá y dejarás que sea el Señor quien te vaya guiando por los caminos de ese amor incondicional que nos propone como modelo para imitar.