¡Qué ilusión el día de Reyes! ¡Qué belleza la ilusión de los niños esperando ver todos los regalos que han recibido de sus Majestades! ¡Cuántos sueños que se hacen realidad en este día por las ilusiones cumplidas y cuántos sueños queremos que se nos cumplan y no llegan cuando deseamos! Los sueños son importantes porque muchos son ilusiones, deseos y esperanzas que queremos que se cumplan y que nos motivan para seguir avanzando cada día. Si hay un sueño que deberíamos pedir cada día los creyentes al Señor es el de la santidad, porque nos metería de lleno en el camino de la perfección, de la felicidad verdadera y del encuentro constante con Dios.
amor
A quienes son ejemplo de lucha
Seguro que conoces a personas luchadorasque para ti son un ejemplo a seguir, por cómo afrontan los retos difíciles de la vida. Parece como si estuviesen hechos de una pasta especial, porque parecen que tienen una fuerza especial dentro, como si fueran incombustibles y no se rinden ante nada. Siguen perseverando en su ánimo y a pesar de caminar con mucho esfuerzo, terminan saliendo adelante y afrontando la vida, las enfermedades, la muerte de personas queridas… con una entereza casi sobrenatural. Ciertamente la fuerza no nace de ellas sino que viene de Dios.
Amarse a uno mismo
Somos conscientes de la importante que es saber integrar en nuestra vida las vivencias y experiencias que vamos teniendo. Nuestra vida es un puzzle en el que tenemos que ir situando cada una de las piezas que lo componen. Hay algunas que cuestan encajarlas más que otras, pero nunca debemos de cejar en el empeño de buscar y encontrar el lugar adecuado a cada una de ellas, y así iremos dando forma y color a nuestra vida, para que cuando la miremos nos sintamos identificados y llenos de ilusión para seguir realizando nuestro propio camino. No debemos bajar el ritmo y el proceso que cada uno llevamos; sabemos de la importancia que tiene cada experiencia que vivimos porque son nuestras vivencias particulares, y aunque algunas veces pensemos que no son importantes, estamos equivocados, cada una de ellas nos marca y nos hace más persona.
Ante las malas noticias
Siempre que nos dan una mala noticia ante una enfermedad, un accidente o cualquier cosa que ocurre gravemente nos ponemos en el peor de los casos y de las situaciones que pueden llegar a ocurrir. Sabemos de nuestra condición mortal y de la debilidad y fragilidad del cuerpo humano, tan frágil y vulnerable. Nuestra mente es capaz de llegar a pensar a velocidad terminal, en pocos segundos, tantas situaciones que se nos puedan venir ante las posibles consecuencias de la mala noticia que nos acaban de dar. Mantener la calma, la paz, la serenidad y la tranquilidad en una situación así es muy complicado, porque necesitamos asimilar, aceptar y hacernos a la idea. Es un proceso mental que se da en cada persona y por el que todos, queramos o no, hemos de pasar. Sabemos que hay ciertos acontecimientos que no se digieren con facilidad y por desgracia no tenemos ni patrones ni recetas que nos den rápidas soluciones y respuestas a las nuevas vivencias que se nos plantean.
Con sabiduría ante lo bueno y lo malo
Estar alegres y contentos cuando las cosas marchan bien eso es muy fácil. Mantener la alegría y la esperanza cuando las situaciones se tuercen y las cosas no marchan como queremos, esto es algo muchísimo más difícil. Siempre las personas que afrontan con fuerza, ánimo y esperanza sus sufrimientos y dificultades, se convierten, para los que las conocen, en testimonio y ejemplo de fortaleza; son ellas las que animan a quienes las rodean y las que sonríen; parece que no se sabe de dónde sacan las fuerzas y cómo transmiten esas ganas de vivir y de luchar. En muchas de ellas, al menos las que yo conozco, la fe juega un papel muy importante. Poner a Dios en la vida es el mayor de los regalos que pueden tener y ofrecer también a los demás.
No dejes de amar
No estamos solos aunque hay veces en la que es bueno estar solo. Los seres humanos constantemente necesitamos de los demás para poder desarrollar nuestra vida. El ser humano necesita socializarse y ser admitido dentro del grupo para vivir más plenamente y poder crecer y avanzar en su vida. La ayuda de los demás es necesaria para poder avanzar en el aprendizaje, en la madurez y sobre todo en la seguridad que sentimos cuando estamos rodeados de aquellos que son importantes en nuestra vida.
Las armas de la fe
Bien sabemos que en la vida las cosas no son fáciles. Para conseguir lo que deseamos debemos luchar y ser constantes sino conseguimos lo que nos proponemos rápidamente. Hay veces que cuando pretendemos algo no usamos las mejores armas que están a nuestro alcance. Es importante que nos dejemos llevar por nuestra fe que pone a nuestro disposición una serie de armas espirituales que nos pueden ayudar a ser más coherentes y a que en nuestra vida interior pueda profundizar más en Dios.
La verdad aunque duela
Hay veces que con tal que no nos pillen en un renuncio o no quedemos mal ante los demás, si es necesario contamos alguna que otra mentirijilla que nos saca del apuro y que nos hace quedar bien ante ellos. A todos nos gusta que piensen bien de nosotros y tengan buen concepto. Hoy en día, son muchas las marcas que hacen sus encuestas de valoración y satisfacción de la clientela y procuran que bajo ningún concepto en internet tengan una mala opinión y valoración sobre el servicio que han prestado. Siempre que quieras y te lo propongas tienes la oportunidad de cambiar esta inercia de la que cuesta trabajo salir y superar. Formar parte de la verdad te supone ser auténtico, no esquivarla, ser más exigente contigo mismo en todos los ámbitos y facetas de tu vida, no engañarte en ningún momento y ser sincero y honesto sin buscarte justificaciones personales. Formar parte de la verdad supone una coherencia importante en tu vida personal que te ayude a implicarte cada día más en caminar contracorriente y no dejarte llevar por las banalidades que nos rodean.
Viaja con Dios
Siempre es necesaria una parada en el camino para descansar y reponer fuerzas. Humanamente lo necesitamos, porque ninguno somos invencibles, incombustibles… más bien lo contrario, nuestra propia fragilidad humana nos hace depender del descanso. Es importante saber detenerse y elegir un buen lugar para saborear lo vivido y compartirlo con las personas a las que amamos y queremos. ¡Con qué ilusión programamos y realizamos esos viajes en familia y con los amigos que tanto nos alimentan! Y deseamos incluso que se pare el tiempo para disfrutarlo más todavía. Además de los recuerdos que nos traen y las veces que nos referimos a ellos como momentos bellos y hermosos que hemos vivido. Estos momentos forman parte de nuestra vida y de las veces que nos hemos sentido felices y cómodos.
En nuestra vida interior necesitamos también de momentos así, donde deseemos estar con Dios y que el tiempo se pare para saborear más su presencia y todo el amor que Él nos da. Hemos de procurar que estos momentos se den cada día de nuestra ajetreada vida. Hemos de programar cada encuentro y vivirlo con el gozo de saber que nos vamos a encontrar con Dios, el más importante del mundo, el único que nos puede dar en cada momento lo que necesitamos y solucionarnos los agobios, preocupaciones y problemas que podamos tener. Dios quiere darnos la paz, para que siempre esté en nuestra vida y nos permita afrontar cada día con serenidad y confianza, siendo conscientes de que en sus manos no debemos tener nada, porque Él no defrauda.
La alegría del Señor
Nos gustan compartir los momentos de felicidad y de alegría con las personas más cercanas a nosotros. Sabemos que la alegría no dura siempre, pero hemos de saber mantenerla, porque humanamente nos aportan muchas más vivencias positivas que negativas. Hay veces que la tristeza llega a lo más profundo de nuestro corazón, especialmente cuando hemos dado todo nuestro tiempo y nuestros esfuerzos a un proyecto que luego no ha dado el resultado que esperábamos, no por nosotros, sino porque nos vemos superados por las circunstancias de nuestro entorno.