¡Cuántas veces nos angustiamos e impacientamos porque las cosas no llegan cuando queremos! Son muchos los momentos en las que a lo largo de nuestra vida nos sentimos así, porque deseamos que ocurra lo que mejor nos conviene. El no tener la información suficiente nos hace desear más todavía, la mente vuela a pasos agigantados junto con la imaginación y nos ponemos nerviosos, empezamos a imaginarnos cosas que no son, los nervios aumentan más todavía y perdemos la paz.