A todos nos gusta que nos ayuden y sentirnos apoyados en los momentos difíciles. Sentir el calor de la amistad, de la compañía y no verte solo ante la adversidad es un verdadero regalo, porque eres consciente, una vez más, de que eres importante para los otros.
Cuando tienen un gesto con nosotros que no esperamos, nos sentimos a la vez que sorprendidos, agradecidos y alegres, porque ese detalle que no esperábamos nos ha sorprendido y nos ha llegado al corazón. Y es que necesitamos sentir, amar y ser amados, comprobar con asiduidad que contamos para los demás.