Queremos vivir tranquilos y sin demasiadas complicaciones que nos saquen de nuestra zona de confort. Preferimos que nuestras seguridades no las toque nadie, para así nuestra vida pueda andar bien segura, tranquila y en una paz controlada por nosotros, que no nos altere demasiado y que nos permita tener controlados nuestros tiempos y momentos. Al ser personas de fe, sabemos que Dios nos puede sorprender en cualquier momento, y puede mandarnos algo imponderable, lo cual nos desconcierta y no nos gusta, porque no sabemos lo que nos puede llegar a pasar ni a ocurrir. Así es Dios, cuando nosotros nos preocupamos por recoger muchos frutos de nuestra siembra, Dios se encarga de repartirlos; cuando queremos juntar todo lo que nos pertenece para tenerlo a buen recaudo, Dios se encarga de separarlo, de desparramarlo. Porque Dios no es como nosotros, rompe totalmente nuestros esquemas y hace que nuestra vida se tambalee para que así aprendamos a fiarnos totalmente de Él.