«Nadie que crea en Dios quedará confundido» (Rom 10, 11). Estamos llamados a confiar en el Señor que nunca nos va a fallar. Esta es la razón de nuestra fe que nos tiene que llevar a la experiencia del encuentro profundo con el Señor de la vida. Sabemos de sobra que Dios es Todopoderoso, pero hay veces que no nos lo creemos, pues no confiamos lo suficiente en lo que somos capaces de hacer con su ayuda. Hay veces que nos dejamos llevar por la ley del mínimo esfuerzo, por las comodidades que muchas veces son más apetecibles que los compromisos y la entrega, pero lo que no podemos negar es que lo segundo nos hace crecer y madurar y nos hace ser más auténtico.