Tenemos cincuenta días, desde el Domingo de Resurrección hasta Pentecostés, para celebrar que el Señor Jesús está vivo y resucitado. La Pascua es un tiempo de alegría, en el que se tiene que se nos tiene que notar a los cristianos, que estamos alegres por celebrar la Resurrección de Cristo y porque está vivo a nuestro lado, caminando con nosotros, dándonos fuerza y sentido a todo lo que vivimos y realizamos. La Pascua es un paso, y muchos son los pasos que cada uno debemos de seguir dando para avanzar por el camino de la vida, hacia el encuentro con Dios, superando nuestros desiertos particulares, como el pueblo de Israel; atravesando nuestro mar Rojo, con hermosas experiencias de liberación que nos impulsan a una vida nueva; desprendiéndonos de las ataduras que nos impiden avanzar con paso firme y seguro, y de la incredulidad que hace que dudemos y nos estanquemos en nuestra vida de fe, dejando a Dios de lado y ocupándonos más de las cosas del mundo que de las suyas.