Hoy es el día de la Cruz. Un día grande que he celebrado siempre con mucha devoción. Porque el Santísimo Cristo de las Injurias es el patrono de mi pueblo, Noblejas. Estaré hoy predicando en las fiestas patronales de este año y compartiendo mi fe y devoción con el pueblo que me ha visto crecer desde pequeño. Es una fortuna poder amar tus raíces, sentirte identificado con lo que desde pequeño te han inculcado, has vivido y celebrado. Lo que a corta edad parecía lejano e impensable, lo ves hecho realidad cuando eres mayor. Hoy doy gracias a Dios por ser sacerdote y poder predicar con todo mi corazón y devoción al Santísimo Cristo de las Injurias. Es algo que nace de dentro, poder mirarle a Él en la Cruz y sentir ese nervio, ese hormigueo, esa emoción que nace de lo más profundo de uno. ¡Viva el Santísimo Cristo de las Injurias! Decimos en Noblejas. Algo que creo que debemos prolongar, no solo en torno a los días propios de la fiesta, sino a lo largo de todo el año.