Seguro que te has encontrado en más de una ocasión desconcertado en más de una ocasión, con todos tus planes hechos, todo preparado y bien pensado y de repente te has visto sorprendido por el momento y has tenido que empezar a improvisar lo mejor que has podido. Por un momento parecía que se venía a tu interior toda la angustia existente en el mundo, viendo el “marrón” que se te venía encima y a ver de qué manera podrías salvar los muebles y salir lo más airoso posible. Hay veces que el resultado ha sido espectacular, y en cambio, otras no tanto. ¿Suerte? Puede que sí o puede que no, sólo Dios lo sabe. Lo que si está claro es que Dios no improvisa en nuestra vida. Quizás nosotros no nos podemos trabajar nuestra vida espiritual, nuestras responsabilidades, las metas que queremos conseguir… y más bien preferimos vivir el momento presente que muchas veces es más cómodo y seductor que lo que Jesús nos pide que pongamos en práctica en el evangelio cada día.