Muchas son las prisas y las carreras que nos damos cada día para poder llegar a todo lo que tenemos que hacer. Sentimos que la vida, las responsabilidades, los trabajos nos aprietan demasiado y no nos queda tiempo ni para respirar, ni para hablar de todas las cosas que tenemos que realizar. Hay veces que las personas nos volvemos demasiado egoístas y solamente pensamos en lo nuestro y en quedar bien con los demás para luego hacer lo que nos parece según nuestros intereses. No podemos actuar así porque nos hacemos un flaco favor.
Dios
Confianza ante la impotencia
Cuántas veces hemos querido ayudar y solucionar los problemas de las personas que amamos y nos importan y no podemos hacer nada porque la situación se nos escapa de las manos y no podemos ayudar. Poco a poco comienza a surgir un sentimiento bastante grande de malestar interior que hace que nos revelemos y que tengamos una rabia interna acumulada difícil de sacar. Nos sentimos impotentes porque las situaciones nos superan y no podemos hacer nada, nos vemos atados y por mucho que buscamos soluciones y respuestas a los problemas no las encontramos.
Cambio de planes
A ninguno nos gusta que nos rompan los esquemas y que nos cambien los planes. Muchos han sido los enfados que a lo largo de la vida nos llevamos, cuando a última hora lo que teníamos programado lo tenemos que cambiar por un inconveniente de última hora o porque nos hemos visto forzados por cualquier situación ajena a nuestra voluntad. A todos nos gusta tener nuestra vida bien segura y amarrada para que todo nos salga como pensamos. Muchos son los esfuerzos que invertimos para conseguir lo que nos proponemos y así construir nuestra zona de confort, que hace que nuestro mundo personal sea estable, no se tambalee y nos sintamos cómodos y felices con lo que vamos consiguiendo.
Ante la angustia, Dios
¡Cuántas veces nos angustiamos e impacientamos porque las cosas no llegan cuando queremos! Son muchos los momentos en las que a lo largo de nuestra vida nos sentimos así, porque deseamos que ocurra lo que mejor nos conviene. El no tener la información suficiente nos hace desear más todavía, la mente vuela a pasos agigantados junto con la imaginación y nos ponemos nerviosos, empezamos a imaginarnos cosas que no son, los nervios aumentan más todavía y perdemos la paz.
Al pie de la letra
“Al pie de la letra” es una expresión que solemos utilizar para referir cuando contamos algo que nos ha ocurrido. Lo contamos tal cual sin cambiar un ápice ninguno de los detalles de cómo han ocurrido los hechos. Mantenernos fieles a la verdad y a los hechos hay veces que no nos favorece lo que nos gustaría, y es entonces cuando “acomodamos” la verdad a nosotros y nuestro interés particular. Es necesaria mucha honestidad en este momento para ser capaces de asumir las consecuencias que nos puedan traer personalmente si lo contamos “al pie de la letra”.
¿Por obligación?
Todos tenemos obligaciones que cumplir. Muchas las realizamos porque es nuestro deber y no nos queda más remedio y muchas otras las hacemos por amor, por ilusión. En nosotros está el ver qué sentido le queremos dar y cómo queremos que éstas repercutan en nuestro ánimo y en nuestra vida.
Cuando actuamos por obligación porque no nos queda otra, no saboreamos lo que hacemos y perdemos buenas ocasiones para enriquecernos, crecer y madurar personalmente. La rutina, el hacer las cosas sin sentido, el actuar sin corazón nos introduce en un círculo vicioso del que nos resulta difícil salir. No estamos satisfechos, sabemos que tenemos que cambiar pero no encontramos la forma ni el momento para romper con estas situaciones.
Con paz
A todos nos gusta llevar la razón, sobre todo cuando estamos en el momento álgido de una discusión, hacemos y decimos lo que sea necesario para quedar por encima de nuestro interlocutor. Hay momentos en los que incluso no medimos ni las palabras ni las formas, lo que importa es quedar por encima del otro, aunque luego nos sintamos mal y con remordimientos, achacándonos incluso, el poco tacto que hemos tenido o las malas palabras y gestos que hayamos podido decir y realizar. Es difícil controlarse en situaciones así y mantener la calma, pero no es imposible.