Necesitamos una melodía serena en nuestras vidas que nos ayude a degustar cada una de las notas que la componen. Para que la melodía sea bella necesita de la armonía que da la perfecta compenetración entre sus compases y silencios. Así se hace hermosa a los oídos y la podemos disfrutar y saborear. En muchas ocasiones los compases de nuestras vidas no tienen tiempo para los silencios, van tan rápido, por la velocidad con la que vivimos, que ya nuestra música particular no suena igual.