Constantemente experimentamos las dificultades del camino que se producen por multitud de circunstancias y de motivos. Muchos de ellos son ajenos a nosotros y otros, en cambio, sí que dependen de cada uno, ya que todo lo que realizamos tiene sus consecuencias. Siempre queremos y deseamos que las cosas nos salgan lo mejor posible porque ponemos todo lo que tenemos, e incluso, utilizamos todos los recursos que están a nuestro alcance, para lograr los objetivos propuestos. La vida siempre se encarga de ponerlo todo en su sitio; a veces nos encontramos con que nos salen a la primera, en otras ocasiones nos salen regular y en otras fatal. Nuestros ánimos e ilusiones, dependiendo del resultado, se verán afectados positiva o negativamente. Así se fraguan nuestros éxitos y nuestros fracasos. Hay veces que los ánimos de los que nos rodean nos consuelan y otras no. Dependiendo de la capacidad de encajar los varapalos de la vida, nos levantaremos con mayor o menor rapidez.
esfuerzo
Todo esfuerzo tiene su recompensa
A veces parece que todo el esfuerzo que empleamos en un proyecto que realizamos no obtiene la recompensa esperada. Es normal que nos desanimemos, que busquemos otras formas de hacer y de avanzar en nuestra vida personal, que nuestra cabeza no pare de pensar ni de dar vueltas buscando los porqués que a veces tienen difícil respuesta. Luchar en determinados momentos de la vida puede llegar a cansar, porque a pesar de no conseguir lo esperado, tendemos a compararnos con los demás que han conseguido lo que pretendían incluso algunos con menor esfuerzo que el que nosotros mismos hemos empleado. Y es verdad que esto último nos mata, porque llegamos a establecer grandes diferencias entre nosotros y los demás. No te compares con nadie, tú eres tú con tus dones y debilidades; que todo lo que hagas sea desde el corazón.
Comprometidos aunque pase el tiempo
Muchas son las veces en que callamos por miedo a lo que piensen de nosotros, por no contradecir ni buscar polémicas o para no comprometernos más de lo necesario. El silencio en muchos momentos no es bueno, pues deja que las injusticias y los abusos sigan ocurriendo a nuestro alrededor, mientras nosotros somos cómplices de estas situaciones, pues consentimos que sigan ocurriendo, ante nuestra pasividad. Que el silencio en tu vida no refleje pasividad ni falta de compromiso. Si algo necesita nuestro mundo son personas comprometidas decididas a dar ese paso adelante que comprometa su vida y comience de una vez por todas a transformar el mundo, cambiando la inercia de la injusticia, de la pasividad y del desencanto. Ya bastante hay en nuestro entorno para que nos contagie y nos haga perder las ganas de caminar contracorriente siguiendo las huellas de Cristo, que comprometió su vida hasta entregarla en la Cruz.