En muchas ocasiones he manifestado que Dios nos ha dado a cada uno una serie de dones con los que sabe que vamos a alcanzar la felicidad plena. Lo que nos ocurre es que las comparaciones que nos hacemos con los demás nos impiden verlos claramente y nos infravaloramos tanto que en ocasiones terminamos anhelando lo que no tenemos y no sacando todo lo bueno y bello que hay en nuestro interior. Si te quieres de verdad no dejes de mirar a tu interior y compartir con generosidad todo lo que tienes, porque así empezarás a irradiar todo lo que tienes guardado y vivirás en plenitud, porque serás feliz y saborearás cada uno de los momentos que vives.
hombre nuevo
Llena tu alma del amor de Dios
Ante las dificultades con las que podamos encontrarnos a lo largo de nuestra vida y por muy complicadas que sean las circunstancias que vivamos, tenemos que comportarnos como servidores de Dios, que siempre está con nosotros y nos trata como verdaderos hijos suyos. Él no nos abandona, siempre está a nuestro lado, pendiente de nuestras necesidades y esperando para darnos a cada uno lo que más necesitamos. Es cuestión de fe, el poder llegar a esta experiencia vital, que nos permite afrontar cada adversidad con una esperanza única que nos sana. Dios siempre nos da trato de hijos, nunca se olvida de nosotros, nos mira con cariño y siempre nos está cuidando desde el cielo. Que esta certeza de fe sea siempre para ti un consuelo, pero sobre todo la seguridad que te hace sentirte en las buenas manos del Padre; en sus manos no has de temer porque te sentirás protegido y comprobarás como Él te da la paz, la serenidad y la confianza más absoluta en los momentos difíciles y cuando parece que todo está perdido.
Revestirse del hombre nuevo
Hay veces que nos preguntamos qué nos está pasando, por qué no vemos al Señor, por qué no le escuchamos. Parece como si Dios se hubiese ido de nuestro lado, de nuestra vida y todo es silencio en nuestro entorno. Vuelven a surgirnos las dudas, los miedos, la incertidumbre sobre si todo lo que desde pequeños nos han enseñado se sostiene o no en la verdad. Entonces comienzan a aflorar situaciones pasadas, que pensabas que habías desechado y superado, y se están haciendo presentes de nuevo, con más fuerza que antes. Comienza a darse un cambio en tu vida, un paso de ese hombre nuevo en el que estabas, al hombre viejo que fuiste en su momento. Retrocedes en tu vida interior y se genera en ti esa amargura de ver cómo las debilidades y las propias miserias se están presentando de nuevo en tu vida con una fuerza desmedida. Como si todo viniese dado de antemano.