(Foto de Titina Suárez)
¡Qué hermoso es poder contemplar y admirar la Creación! Si de algo me doy cuenta es que somos insignificantes ante la grandeza del universo y del mundo en el que vivimos. Contemplar un paisaje, la luna llena sobre el mar, el horizonte, ver un amanecer o una puesta de sol… son momentos tan hermosos que te llevan a mirar al cielo y dar gracias a Dios por tanta belleza. Y al rezar tomas conciencia de que Dios ha creado todo esto para que tú lo contemples, te recrees, le bendigas y le alabes por lo grande y bueno que es. Si de algo estoy convencido es que Dios muestra su inmensidad y grandeza en lo sencillo, humilde y pequeño. Si quieres vivir tu fe y afrontar todo lo que la vida te trae, es necesario que conozcas a Dios, porque comprender la inmensidad de Dios no es tarea fácil para una mente tan pequeña como la humana, donde tantas cosas se nos escapan y nos cuenta trabajo entender.