Todos somos conscientes de que muchas veces nos equivocamos y podemos perjudicar a los demás y a nosotros mismos. En nuestra mejor intención está el hacer las cosas desde nuestra mejor voluntad, pero por nuestras pobrezas y limitaciones, hay veces que las cosas no nos salen como nos gustarían. Esto hace que, en ocasiones, nos sintamos mal y contemplemos con impotencia cómo los demás también se desencantan con nosotros. Por eso es necesario que estemos muy despiertos y atentos para poder rectificar y no cometer siempre los mismos errores, teniendo esa actitud crítica con uno mismo y esa continua revisión personal que hace que miremos en nuestro interior y tengamos esa rapidez y facilidad para cambiar.