Lecciones de fe son las que a menudo me suelo llevar por parte de la gente con la que me voy encontrando desarrollando mi ministerio sacerdotal. Cuando recibo una lección de fe sólo puedo darle gracias al Señor porque se me hace presente de una manera muy clara, además de ser testigo de cómo el Señor actúa y ayuda a las personas. Es verdad que cuando el Señor Jesús dijo a los apóstoles: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 20), no le faltaba razón, porque Dios siempre está a nuestro lado y nunca nos abandona. Y los que somos creyentes ante los varapalos de la vida, le sentimos muy cercano y nos da ayuda y consuelo.