Muchas son las veces que hemos escuchado que “el hombre propone y Dios dispone”, porque nos hemos hecho nuestros propios planes y a la hora de desarrollarlos nos han salido otros totalmente distintos. Lo mismo nos ocurre a la hora de hablar con una persona, nos hacemos una composición de nuestra conversación y luego nos sale por otros derroteros totalmente distintos, dejándonos incluso cosas importantes que habíamos pensado expresar.
En la vida de fe nos ocurre lo mismo a las personas, especialmente en el sacramento de confesión, porque hay veces que nos hacemos nuestro propio esquema mental de cómo lo vamos a hacer y decir, y justo en el momento de estar confesando el Señor nos descoloca y dejamos que salga todo lo que tenemos en nuestro interior y que realmente nos hace sufrir y nos duele.