Constantemente experimentamos las dificultades del camino que se producen por multitud de circunstancias y de motivos. Muchos de ellos son ajenos a nosotros y otros, en cambio, sí que dependen de cada uno, ya que todo lo que realizamos tiene sus consecuencias. Siempre queremos y deseamos que las cosas nos salgan lo mejor posible porque ponemos todo lo que tenemos, e incluso, utilizamos todos los recursos que están a nuestro alcance, para lograr los objetivos propuestos. La vida siempre se encarga de ponerlo todo en su sitio; a veces nos encontramos con que nos salen a la primera, en otras ocasiones nos salen regular y en otras fatal. Nuestros ánimos e ilusiones, dependiendo del resultado, se verán afectados positiva o negativamente. Así se fraguan nuestros éxitos y nuestros fracasos. Hay veces que los ánimos de los que nos rodean nos consuelan y otras no. Dependiendo de la capacidad de encajar los varapalos de la vida, nos levantaremos con mayor o menor rapidez.