Es muy posible que hoy en día tengamos demasiado culto al morbo y nos dejamos llevar muy fácilmente por él. Es curioso cómo nos dejamos influenciar por los comentarios y chascarrillos que a veces nos cuentan y escuchamos hasta con agrado. Hay veces que la primera impresión nos falla y solemos juzgar de manera exagerada e injusta a los demás, sin mirar su corazón; sólo por la apariencia física y por lo que nos parece en ese preciso momento. En otros casos nuestras percepciones nos pueden engañar. Ninguno de nosotros somos infalibles, ni poseedores de la verdad absoluta. Cada uno tenemos nuestra visión de la realidad y nuestra propia experiencia que nos condiciona en nuestra manera de vivir y decidir.