Somos los protagonistas de nuestra historia y el guion lo vamos haciendo con lo que cada uno vivimos. Sí, Dios nos quiere protagonistas principales y únicos del guion de nuestras vidas. Nos quiere activos, sin medias tintas, «¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca» (Ap 3, 15-16). Nos pueden parecer duras estas palabras, aunque bien es cierto que muchas veces somos tibios con el Señor y con los compromisos de nuestras vidas. Para esto ha venido Jesús, para comprometernos y hacernos protagonistas del Evangelio. Estamos en el tiempo del Espíritu Santo y daremos testimonio cuando vivamos unidos y en comunión con los demás.
Si estamos dispuestos a aceptar los retos de Dios, a fiarnos de él y a lanzarnos a seguir sus pasos y hacer todo el bien posible a las personas que nos rodean no nos vamos a ver defraudados. Así lo vivieron los discípulos. Les costó dar el paso y vencer sus miedos.