Bien sabemos que el miedo paraliza y bloquea. Quien se ve superado por el miedo está totalmente vulnerable y a merced de este; puede hacer con nosotros, en esos momentos, lo que desee. Nos encontramos a su merced, totalmente vencidos. Tener la capacidad de escuchar a los demás en un momento de pánico, es una virtud que puede ayudarnos más de lo que imaginamos, pues tendríamos lucidez para discernir qué es lo más conveniente en un momento así. Muchos son los momentos donde los demás nos gritan, pero el pánico hace que estemos totalmente sordos y no escuchemos nada más que el latir de nuestro corazón atemorizado porque no siente nada, solo la inseguridad provocada por lo que tanto daño nos hace.