Ponerse en el lugar del otro y entender cómo se siente para poder ayudarlo o ser un apoyo en los momentos de dificultad es un don de Dios. Ante la situación que se está viviendo en Ucrania he tenido una conversación con una persona donde me contaba su disposición para acoger a refugiados en caso de que fuera necesario. Me ha alegrado escuchar lo que me estaba diciendo y me ha encantado más aún ver cómo desde la vivencia de la fe nace el deseo y el compromiso de querer ayudar a los demás ante situaciones dramáticas como las que estamos viviendo en estos días, porque el dolor y el sufrimiento del hombre no puede hacer indiferente al creyente; más bien te hace tomar partido desde tu propia realidad comprometiendo tu vida y siendo consciente de los cambios que este compromiso te puede acarrear en tus hábitos de vida.
nueva vida
Cierra tu Mar Rojo
Con qué alegría y gozo recuerda el pueblo de Israel la liberación de la esclavitud de Egipto, después de tanto tiempo de angustia, sufrimiento y explotación. Fueron días gloriosos que han marcado la vida de un pueblo en su fe, al comprobar cómo Yahvé extendió su poder sobre Egipto y derrotó al Faraón, que tanto oprimía y hacía sufrir. Las plagas que Yahvé envió sobre los egipcios fueron toda una demostración de fuerza por parte de Dios, y un desgaste que en su moral fue teniendo Faraón pues veía que no podía hacer nada empleando todos sus esfuerzos por demostrar ser más fuerte que el mismo Dios. Mal le salió la jugada.