El 1 de julio de 2023 hemos vivido un momento histórico en la ciudad de Fuengirola. La Patrona y titular del templo, la Virgen, Nuestra Señora del Rosario Coronada, con motivo del 75 aniversario de la construcción de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, ha visitado la parroquia Nuestra Señora del Carmen. Un hecho que se ha dado por primera vez en la historia de la ciudad y que ha estado lleno de devoción y de mucho amor a la Virgen María. Ha sido un privilegio recibirla como párroco y quiero compartir con vosotros las palabras que en ese momento he dirigido a nuestra Madre, la Virgen María en sus dos advocaciones, la del Carmen y la del Rosario.
oración
No oigo el silencio
En la década de los noventa, cuando me encontraba estudiando Teología, con motivo de las actividades pastorales que desarrollábamos, estuvimos en Granada, en la fase nacional de la canción misionera participando. En la Vigilia que realizamos en la Catedral, quien la dirigía dijo estas palabras para pedirnos a todos que nos calláramos porque íbamos a comenzar la celebración: “No oigo el silencio”. Tanto a mí como a mis compañeros nos hizo mucha gracia esta expresión y con mucha frecuencia la decíamos con ironía y para reírnos, porque no oíamos el silencio cuando teníamos que pedírselo a los distintos grupos con los que nos encontrábamos. Y desde entonces en más de una ocasión yo lo he seguido repitiendo en mi etapa de profesor de religión.
Sé muy bien lo que pienso hacer con vosotros (Jer 29, 11)
Hay veces que las cosas no salen como lo esperabas y eso te produce una gran frustración. Intentas que todo vaya bien, pones lo mejor de ti con todas tus fuerzas, con tus mejores intenciones y toda tu alma y todo se descabala. Sabes de la importancia de tener paciencia, fe y esperanza; pero no es fácil ni aceptar ni asumir en el momento del fracaso.
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Carta a los sacerdotes felices de serlo
En ocasión de la «Fiesta de las Flores», celebración que tuvo lugar en la arquidiócesis de Milán el 9 de mayo, concretamente en el seminario arquidiocesano, el arzobispo Mario Delpini pronunció una homilía a modo de carta. Lo anterior debido a que quienes tenía delante era, sobre todo, el clero, los diáconos y los seminaristas. La homilía ha gozado de amplió eco por lo que supone de aliento en la vida de tantos sacerdotes que no ocupan las portadas de los periódicos y, sin embargo, están felices de ser sacerdotes al servicio del pueblo de Dios. Ofrecemos a continuación la traducción de esa «carta» deseando que llegue a tantos sacerdotes que quizá necesitaban leer un texto de este tipo en su vida y ministerio.
Dame paciencia, Señor
Hay veces que cuesta trabajo ser paciente y sobre todo demostrarlo. En muchas ocasiones la perdemos y nos llenamos de ira porque tenemos desencuentros o situaciones que ni nos gustan ni ayudan y hacen que “saltemos por los aires”. Humanamente puede tener su justificación, especialmente cuando estamos al límite, aunque como creyentes tenemos que confiar en Dios y en sus tiempos.
Aceptarme para aceptar
Aceptarme para aceptar. Si quieres llegar a tus metas y cumplir tus objetivos en la vida es necesario aceptarte a ti mismo. Hay veces que te avergüenzas de tus fallos o resulta muy difícil olvidarse y superar los errores o malas decisiones que hayas tomado. Para esto es importante mirarte sin juzgar los defectos o virtudes que puedas tener. Conocerse es fundamental; saber quién eres y hasta dónde eres capaz de llegar, viendo tus limitaciones. Así lo hizo Jesús con los apóstoles: cada uno era de una manera distinta y los fue moldeando y enseñando para convertirse en los testigos del Reino. Los defectos no son los que nos definen como personas, tampoco las virtudes, es obvio que nos influyen, pero hay que tener claro que somos un todo, porque así nos ha querido el Señor.
Mira al cielo
No te importe fracasar, sigue intentándolo hasta que lo consigas. Hay veces que el cansancio o esa sensación de fracaso se puede hacer muy fuerte en tu vida y te hará abandonar quedándote resignado, abatido, desolado o enfadado contigo mismo o con tu entorno, porque no ha sido posible. Ten por seguro que el fracaso es parte de la vida y de nuestra condición, entre otras cosas porque somos limitados y no podemos con todo, por mucho que queramos.
¡Mirad cómo se aman!
Estamos muy acostumbrados a ir a lo nuestro, viviendo a nuestra manera y marcándonos nuestros ritmos y momentos, sin darnos cuenta del mal que nos estamos haciendo porque nos estamos encerrando en nosotros mismos y nos vamos aislando poco a poco de nuestro mundo, dejándonos llevar por ese estilo de vida en el que todo está permitido y cada uno puede hacer lo que considere porque es dueño de su vida. Esto hace que poco a poco, junto a nuestra sociedad, nos vayamos envolviendo en una atmósfera de soledad e individualidad, a pesar de estar rodeados de personas, volviéndonos herméticos y fríos en nuestras relaciones personales, especialmente cuando se trata de abrir el corazón. La indiferencia se hace fuerte y las etiquetas que nos ponemos nos condicionan en nuestra forma de tratarnos.
El Señor ha estado grande
«El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres» (Sal 126, 3)
Dios es alegría y esperanza; la que siempre nos quiere transmitir para que la podamos hacer vida cada día. A veces cuesta, porqué negarlo, pero merece la pena sentir que tu vida cambia cuando dejas que el Señor ponga la mano sobre ella, te sientes bendecido y desbordado por tanto bien recibido.
El reto del perdón
El reto del perdón, la llamada constante que Jesús hace en el Evangelio, para tratar con misericordia a todos los que nos rodean y confiar en la bondad del corazón de los demás. Hay veces que lo que sale de nuestro corazón no son ni buenos sentimientos ni acciones, porque dejamos que aflore lo peor que hay dentro de nosotros. La maldad del hombre nos lleva a nuestra propia destrucción, lo estamos viviendo cada día con las guerras que hay en el mundo, las que son primera noticia y las que también son silenciadas. La guerra es un drama para toda la humanidad, lo mismo que cada injusticia que un hombre comete con un semejante, por muy pequeña que sea. Estamos viendo multitudes de acciones humanitarias gracias a los medios de comunicación y redes sociales, donde la bondad del corazón se hace más fuerte que el odio y la venganza; y donde los seres humanos somos capaces de mostrar nuestro lado más sensible y humano incluso a los enemigos. Verdaderas acciones y testimonios de vida que hablan por si solos. Perdonar siempre nos lleva a seguir creyendo en el hombre y en la bondad que atesora en su corazón.