Buscar lo extraordinario en lo ordinario. ¡Qué difícil resulta no dejarse embaucar por la rutina y no perder el sentido de lo que estás viviendo! Poner amor en lo que haces para que todo lo hagas de corazón. Pensar en “la clave del tú”, antes que en mis propias necesidades y entregarte a los demás sin medida. No creerte con derechos adquiridos por mucho tiempo que lleves comprometido en un mismo lugar, más bien lo contrario, mostrar siempre esa actitud de servicio que te llena de humildad y te permite vivir cada día como si fuera una novedad o un novato en tu profesión. Ese miedo e incertidumbre que te invaden porque no sabes bien si estarás o no a la altura de lo que se te exige. No buscar el reconocimiento o la palmada en la espalda por los frutos de tu esfuerzo. Cuidar los espacios de tu entorno como si fuera lo más valioso que vas a tener en tu vida. No perder la sonrisa ni el entusiasmo por muy cuesta arriba que se pongan tu vida…, son situaciones extraordinarias que dan un toque muy especial a lo que tenemos que vivir.