Estando en el garaje de la casa parroquial disponiéndome para salir con mi vehículo particular escucho que pasa por la puerta un padre que le dice a su hijo: “Mira, cuando pases por este lugar (la Iglesia), y por mucha prisa que tengas, que nunca se te olvide…”; a lo que el hijo le responde a su padre: “Saludar a Jesús y a la Virgen”. Os tengo que confesar que en ese momento he respirado hondo, he cerrado los ojos y he dado las gracias al Señor por poder escuchar el consejo que este padre le daba a su hijo. Me he quedado maravillado y sobre todo me ha servido para varias cosas: