Hay veces en las que nos cuesta trabajo hablar de nuestro pasado, recuerdos, …., porque preferimos no tocarlos, para no removerlos, para que no nos hagan sufrir ni amargar más, porque fueron experiencias difíciles de afrontar. Quizás haya cosas que nos han ocurrido que nos gustaría olvidar para siempre de nuestro recuerdo. Son muchas las ocasiones en las que el pasado nos golpea con fuerza y deseamos con toda nuestra alma que se borre de nuestro pensamiento para siempre.
perdón
Sin resentimientos
Seguro que a lo largo de tu vida has sufrido desencuentros con personas y te has llevado desengaños importantes, que te han hecho sufrir y han ido forjando una coraza en tu interior. Es importante quitarse la coraza para amar de verdad y de corazón a los que te rodean, aunque por propio instinto de supervivencia y para no sufrir, nos ponemos la coraza para evitar recibir más daño. La capacidad de perdonar y de olvidar nos ayuda a eliminar todo tipo de resentimiento que puedas tener en tu interior, para que así tu vida de fe y tu relación con el Señor no se vea resentida. Nos dice el apóstol san Juan: «Si alguno dice: “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve»(1 Jn 4, 20). Hemos de tener una correspondencia entre lo que creemos, decimos y vivimos. Este triángulo debe de tener una simbiosis perfecta para que nuestra vida sea coherente y vivamos verdaderamente en paz con Dios, sin ningún tipo de resentimiento en nuestro interior.
La verdad aunque duela
Hay veces que con tal que no nos pillen en un renuncio o no quedemos mal ante los demás, si es necesario contamos alguna que otra mentirijilla que nos saca del apuro y que nos hace quedar bien ante ellos. A todos nos gusta que piensen bien de nosotros y tengan buen concepto. Hoy en día, son muchas las marcas que hacen sus encuestas de valoración y satisfacción de la clientela y procuran que bajo ningún concepto en internet tengan una mala opinión y valoración sobre el servicio que han prestado. Siempre que quieras y te lo propongas tienes la oportunidad de cambiar esta inercia de la que cuesta trabajo salir y superar. Formar parte de la verdad te supone ser auténtico, no esquivarla, ser más exigente contigo mismo en todos los ámbitos y facetas de tu vida, no engañarte en ningún momento y ser sincero y honesto sin buscarte justificaciones personales. Formar parte de la verdad supone una coherencia importante en tu vida personal que te ayude a implicarte cada día más en caminar contracorriente y no dejarte llevar por las banalidades que nos rodean.
Sobre los malos pensamientos
Hay veces que se nos pasan malos pensamientos por nuestra mente. Son esos pensamientos fugaces que en ocasiones son difíciles de controlar y que turban nuestra paz por momentos. Sabemos el esfuerzo que nos supone tener la mente limpia y pura, sin contaminar, por ninguna falta ni remordimiento. Todos deseamos esa paz pura y verdadera que queremos tener en nuestro corazón. Para ello es importante saber dominar nuestra mente y controlar su forma de interpretar automáticamente todo lo que pasa por ella. En el evangelio tenemos casos concretos donde Jesús escruta el pensamiento de los fariseos cuando en su interior le juzgan a él mismo y a los demás (cf Mt 12, 25), porque perdona los pecados, expulsa demonio o acoge a los pecadores. No hace falta verbalizar lo que pensamos para tener estos pensamientos de juicio o de malos deseos hacia los demás. Salgamos con la ayuda de la fe de esta dinámica. Dejémonos ayudar por Jesucristo que quiere estar siempre presente en nuestra vida y que permanezcamos unidos a Él.
Somos pecadores y Dios nos ayuda
Somos conscientes de nuestras imperfecciones, de las limitaciones propias de nuestra condición humana, que tienen su origen el nuestros primeros padres, Adán y Eva (cf Gn 3), cuando tentados por la serpiente cometieron el pecado original: quisieron ser como Dios, aspirando a conocer y saber lo mismo que Él. Bien sabemos que esto es imposible, que por mucho que queramos los hombres nunca podremos ser igual que Dios, porque Dios es Infinito y nosotros limitados; Él es Eterno y nosotros mortales; Dios es Todopoderoso y nosotros pecadores. Somos conscientes de nuestra debilidad ante el pecado, y constantemente somos tentados e incitados a pecar. La tentación no es pecado, el mismo Jesús fue tres veces tentado por el demonio en el desierto (cf Mt 4, 1-11) y las rechazó. El pecado se comete cuando consentimos la tentación, caemos en ella y entonces pecamos.
Reencuentros
Cómo agradecemos los reencuentros después de mucho tiempo sin vernos y sin compartir la vida. Hay veces que la vida nos separa y otras nos separamos nosotros. Hay muchas diferencias entre ambas separaciones, pues unas son forzadas por las circunstancias de la vida y otras, muchas veces, provocadas por nosotros, por nuestras palabras y acciones. Con el paso de los años voy descubriendo que la vida nos va uniendo y separando de personas. Con unas caminamos menos, con otras más. Y es que en nuestra vida nos cruzamos con unos y otros y vamos uniendo nuestros corazones en el amor y en la amistad, creando los lazos suficientes para propiciar y provocar los distintos reencuentros que nos alegran tanto y nos hacen sentir tan bien.
El fuego de la lengua
A todos nos gusta hablar y opinar sobre muchos temas. Hay veces que cuando opinamos parece como si fuésemos expertos en los temas, pues parece que entendemos de todo y llegamos a expresar que nosotros lo podemos hacer incluso mejor también. Y aunque no lo digamos a nadie, al menos lo pensamos. Lo cual demuestra un poco de envidia y orgullo por nuestra parte pues parece como si nos creyéramos superiores.
Es por tu bien
¡Cuántas veces siendo pequeños nos han corregido diciendo que lo hacían por nuestro bien! En su momento no nos gustó que nos corrigieran, hasta pensábamos que las personas que lo hacían estaban en contra nuestra. Con el paso del tiempo y la experiencia acumulada nos hemos ido dando cuenta que tenían mucha razón y que nos aconsejaban por nuestro propio bien. ¡Cómo hemos agradecido lo que han hecho por nosotros y la paciencia que han tenido en nuestra educación y formación como personas!
Cuidar el amor
Siempre buscamos el amor, formar parte de un grupo, de una familia, de un entorno en el que nos sentimos protegidos, aceptados, felices, a gusto. De sobra sabemos que el ser humano nada más nacer tiene una dependencia total de sus semejantes, no sería capaz de sobrevivir por sí solo, y con mucho amor y cuidados crece feliz.