Son muchas las ocasiones en las que decimos que estamos cansados de personas, situaciones u obligaciones que tenemos que realizar. Los aconteceres cotidianos marcan nuestros estados de ánimo y desgastan nuestras ilusiones y los buenos deseos que podemos tener de cara al futuro. También las debilidades de los demás nos cansan y nos hacen perder la paciencia, dificultando el poder aceptarles tal y como son, pues se hace más difícil la convivencia y el poder avanzar juntos poniéndonos de acuerdo. Es fundamental el diálogo para no sucumbir ante la tentación de abandonar. No te dejes llevar solamente por lo que tú crees, desde la altura con la que tú miras las cosas. Es necesario tomar distancia para mirar tu realidad desde otra perspectiva, si puede ser, mucho más alta, para tener una mejor visión de todo lo que te está ocurriendo. Motivos para creer que estás en lo cierto y cargado de razón no te van a faltar, pues siempre vas a poder argumentar desde tu realidad y tu visión, cómo te sientes y cómo estás viviendo tu vida, se lo cuentes a quien se lo cuentes. Todo depende del color del cristal con el que mires las cosas. Pues no te sumerjas en el cansancio para argumentar tu punto de vista, porque te llevará a encerrarte más en ti mismo y no tener ni la valentía ni el coraje de dar pasos en la buena dirección.