Fijaos cómo crecen los lirios, no se fatigan ni hilan; pues os digo que ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos (Lc 12, 27)
Todos tenemos nuestro punto de orgullo y de soberbia que hace que queramos quedar muchas veces por encima de los demás. Para combatir estas actitudes que no nos hacen ningún bien tenemos la humildad y la sencillez.