Hay veces que cuesta trabajo ser paciente y sobre todo demostrarlo. En muchas ocasiones la perdemos y nos llenamos de ira porque tenemos desencuentros o situaciones que ni nos gustan ni ayudan y hacen que “saltemos por los aires”. Humanamente puede tener su justificación, especialmente cuando estamos al límite, aunque como creyentes tenemos que confiar en Dios y en sus tiempos.