¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo vive! Jesucristo ha roto las cadenas de la muerte y se presenta ante sus discípulos para devolverles la alegría. También se presenta ante nosotros, para transformar nuestros llantos en alegría, en el gozo del encuentro. Entramos en el tiempo más gozoso del año, el de la Pascua, donde queremos decir que la muerte no tiene la última palabra. El Dios de la vida ha venido a iluminarnos, a transformar todo aquello que nos impide estar con Dios y poder contemplarle clara y transparentemente. Así es como Cristo se nos muestra, transparente, sin ningún filtro, derramando el Amor de Dios en nuestros corazones, para que podamos saltar de gozo.