¡Qué importante es el ánimo para seguir al Señor! Dejarse hacer por el Señor es lo que más cuesta, porque no ser tú quien controle tu vida cuesta trabajo, especialmente cuando tienes que dominar tu voluntad y someterla a los designios de Dios. Al principio siempre cuesta, sobretodo cuando en tu corazón no está muy presente el amor de Dios, y relacionarte con Él es difícil porque no le sientes ni escuchas como a los que te rodean. Si poco a poco te vas adentrando en su presencia te das cuenta de que se te abre una puerta que te lleva a la Vida en Él y te hace vibrar. Son pasos muy pequeños los que hay que dar al principio, pero son los más valiosos e importantes, porque los empiezas a cargar de sentido y te permiten tomar el primer contacto con el Dios Bueno que te ama, que ha dado la vida por ti en la cruz, que sabe que tiene que ser paciente contigo y no se cansa de esperar a que estés totalmente preparado para abrirle tu corazón y que entre a quedarse en él siempre.
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Sé un discípulo alegre
Dios te ha elegido para que seas su discípulo, su enviado. Piensa qué es lo que te impide ser tú mismo y actuar en el nombre del Señor. Las principales trabas que ponemos a Dios en nuestra vida son fruto de nuestros miedos, inseguridades y falsos respetos humanos, que no nos permiten darle al Señor lo mejor de nosotros mismos. Son muchas las veces que nos quedamos con ganas de darle y de entregarnos más a Él, porque sabemos que, en nuestra vida de fe, aún tenemos mucho margen de mejora. No tengas ningún miedo a dejarte tocar por el Señor. Es apuesta segura y ningún esfuerzo que hagas por Él quedará sin recompensa. Tenlo claro y cuéntale todo lo que te ocurre con toda la sinceridad tu corazón. No te guardes nada porque te está esperando en el monte Tabor. No hay que irse a buscarlo muy lejos. Basta con ir al Sagrario y estar allí en silencio, contemplando la maravilla más hermosa que puedes tener ante tus ojos. Aquí no se trata de que seas tú quien mire, sino que te dejes mirar por Jesús que quiere entregarte todo su amor para que desbordes, para que te sientas anonadado y sobrecogido ante tanta grandeza, ante el amor más puro y auténtico que puedes llegar a sentir en tu vida. Serás consciente, entonces, de que el tiempo ya no importa, porque tu alma se funde con la de Dios, y querrás que todo se pare para disfrutar y saborear ese momento único e irrepetible, siendo a la vez consciente de que, a pesar de tus miserias, Dios quiere ayudarte a transformarlas para que madures en tu fe y cada encuentro con Jesús esté lleno de vida.
Has de ver cosas mayores
El Señor siempre cuida a los que se ponen en sus manos. Hay veces que no entendemos porqué Dios pone dificultades y sorpresas en nuestro camino, sin comprender en primera instancia qué es lo que se propone con nuestra vida; pero es cierto que cuando estás totalmente abandonado en sus manos, lo que te desconcierta y descoloca, con el paso del tiempo vas constatando que lo has vivido ha merecido la pena y tomas conciencia de cómo el Señor te cuida, te guía y va por delante de ti; entonces te das cuenta de lo grande que es y cuántas gracias tienes que darle por cómo va dirigiendo tu vida día a día sin apenas darte cuenta.
Son muchos los momentos que no vemos con claridad, las veces que creemos que ante nuestras dificultades no tenemos salidas, aparentemente. Aunque no entandamos nada, Dios siempre está ahí, sosteniéndonos y cuidándonos,pendiente de cada uno y dispuesto a darnos lo que necesitamos. Es importante saber abrirle la puerta de nuestro corazón y nuestra alma para que pueda entrar de lleno en nuestra vida y ayudarnos a sobreponernos y salir adelante. Lo normal es que nos cerremos en banda, nos bloqueemos y obsesionemos con nuestra situación, porque nos sentimos agobiados, desbordados y en un callejón sin salida. Nuestra mente se embota y no dejamos de pensar ni preguntarnos. Encerrarnos en nosotros mismos y obsesionarnos con nuestra angustia y sufrimiento, lo único que va a suponernos es un vacío más grande y un malestar mayor.
Confianza absoluta
Confianza absoluta, es la llamada que nos realiza la fe día tras día de nuestra vida. Sabemos de la dificultad que entraña en los tiempos que vivimos fiarnos de los demás, poner toda nuestra confianza en las personas que nos rodean. Hay muchas personas que dicen que hay secretos que no se cuentan a nadie, ni a los más íntimos. Preferimos guardarnos bien nuestras intimidades porque así nadie nos puede traicionar. Es como si nuestro corazón albergara dudas sobre la fidelidad de los que están a nuestro lado, pues su reserva no es del todo fiable al cien por cien. Actitudes así, son las que ayudan a que sigamos sembrando el mal a nuestro alrededor, porque estamos poniendo límites a la bondad, tanto la de los que nos rodean como la nuestra propia. Un brote de desconfianza se va haciendo, paso a paso, presente en nuestra vida y va cobrando fuerza con las experiencias, desencantos y decepciones que se nos van presentando. No podemos convertir nuestra vida en formalismos y costumbres sin vida. La capacidad de sorprendernos por lo que nos acontece, viviéndolo desde la presencia de Dios, es lo que nos ha de convertir en seres especiales. No porque nosotros nos lo creamos así e hinchemos cada día nuestro ego, sino porque desde la presencia de Dios y la puesta en práctica de la Palabra de Dios vamos descubriendo la felicidad y la plenitud en cada cosa que realizamos y con cada persona con la que nos encontramos.
Generosidad de corazón y de fe
La generosidad es una virtud que nos enriquece, no sólo porque cuando hacemos las cosas de corazón sin esperan nada a cambio, recibimos mucho más de lo que damos, sino porque somos capaces de renunciar a nosotros mismos dando lo mejor de nosotros mismos por amor. Como siempre necesitamos imágenes, utilizamos el amor de los padres hacia los hijos, una generosidad ilimitada, que nace del corazón. Así es el amor que Dios nos regala cada día, generoso y lleno de vida, para que también la entreguemos siguiendo su ejemplo. Quien es generoso de corazón, tiende siempre a ponerse en el lugar del otro para poder comprenderlo, aceptarlo y amarlo tal y como es. También tiene la virtud de defenderlo cuando los demás lo juzgan a la espalda. Al conocer a personas así, te sientes atraídos por ellas porque su bondad te engancha y te admira. Todo lo que te transmite es bueno. Además, quien es generoso de corazón es también generoso a la hora de perdonar, no por sus méritos, sino por la acción de Dios en su vida.
Contemplar a tu alrededor – Camino de Santiago (VII y VIII)
Quiero compartir con vosotros una hermosa experiencia que me ha llegado por whatsapp sobre el Camino de Santiago sobre el post del sábado. Gracias hermana de antemano por abrir tu corazón y compartir. El Señor te bendiga.
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Lo que te rodea – Camino de Santiago (V)
La etapa a Portomarin ha sido una etapa tranquila y suave, salvo las bajadas que han añadido una tensión a las piernas, pero nada que un buen descanso no pueda reparar. La climatología ha acompañado desde la salida de Sarria, por la niebla en primer lugar, y, después, por las nubes que han mantenido una temperatura ideal para caminar. Pero me quiero centrar en la niebla y en no poder contemplar la belleza del paisaje más allá de cincuenta metros, porque esto me ha hecho reflexionar sobre varias cosas.
Recuerdos del pasado – Camino de Santiago (III)
La mañana amanecía con un temor. Si algo he aprendido a lo largo de mi vida es a preocuparme por las cosas cuando toquen, cuando llegue el momento de afrontarlas, porque si no, me pierdo de disfrutar y saborear los momentos cotidianos, que no tienen la culpa de las dificultades que están por venir; y así disfruto del día a día, sin amargores ni angustias de lo que está al caer. Digo esto porque el motivo de mi retirada del Camino de Santiago que comencé hace unos años en Saint Jean Pied de Port fue por una tendinitis que sufrí en una bajada y que me obligó a retirarme en Estella. Desde ese año no había vuelto a realizar el Camino como peregrino, andando. Ayer era una etapa importantísima para mí, porque suponía enfrentarme a mi mayor recuerdo y frustración personal, de haber abandonado el Camino por una lesión. Ya la noche y el descanso en O Cebreiro fue intranquila y nerviosa, interiormente, por lo que se avecinada al amanecer. Los primeros pasos y la primera bajada han sido un reencuentro con mi pasado, con la espina que tenía clavada en mi amor propio… y con la incertidumbre de si todo iría bien.
Agradecido
Dentro del mundo tan frenético que nos rodea, con tantas prisas; tantas personas que vienen y van; tantas situaciones de sufrimiento, dolor y desesperación; tantas enfermedades, muertes y violencia…; en medio de esa muchedumbre, te has fijado en mí. Me has dicho lo importante que soy en tu vida y cómo me amas de corazón.«No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca» (Jn 15, 16). ¡Cuántas veces me has ayudado, consolado, apoyado, animado, reconfortado, escuchado, comprendido! No tengo palabras para poder definirte, porque se quedan cortas para expresar todo lo que siento. Pero sé que sin ti mi vida no es nada, porque tú lo llenas todo de sentido; estimulas cada acción de mi día a día y siempre te tengo presente, porque sé que no sólo diste la vida por mí, sino que la sigues dando cada día. Me has perdonado cuando he sacado lo peor de mí, me has dado nuevas oportunidades cada vez que he metido la pata, y por eso sólo puedo decirte “¡Gracias!”.
Al servicio
«El que se ama a sí mismo, se pierde y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna» (Jn 12, 25). La vida es un regalo de Dios que tenemos que cuidar y conservar. Hemos de amarla y defenderla constantemente, porque es el primer don que Dios nos hace a cada uno. Estamos llamados a amar la Vida y no centrarnos en lo propio nuestro, porque entonces comenzamos a perder fuerza y a ser derrotados por todas las amenazas del mundo que atentan contra la vida física y la vida espiritual. Quien vive para lo propio se convierte en un egoísta, aunque pueda prosperar en los éxitos materiales y mundanos. El mundo se está encargando de meternos muy bien esta idea, porque necesita personas vulnerables interiormente, centradas en sí mismas, para seguir alimentándose y sintiéndose fuerte y dominador de las voluntades de cada ser humano. Jesús nos invita a lo contrario. Él siempre desecha la búsqueda del éxito personal a costa del olvido de los hermanos. Por eso critica con dureza a todos los que se buscan a sí mismos antes que a los hermanos. El verdadero sentido de la vida está en entregarse a los otros, para que así podamos amar y donarnos a los demás gratuitamente sin esperar nada a cambio, siguiendo los mismos pasos de Jesús, que pasaba por todos los lugares haciendo el bien y entregó su vida en la cruz por amor.