Se han salido con la suya aquellos que tenían mucho interés en que Jesús desapareciese. La jugada ha sido perfecta, porque en menos de 24 horas lo han apresado y ejecutado. Todo ha sido perfecto, y por fin ha desaparecido la piedra tan incómoda que tenían en los pies y que tantos problemas les estaba dando. Jesús ha muerto en la cruz y ellos han sido testigos de excepción. Lo han visto con sus propios ojos y se pueden ir satisfechos a sus casas. Se acabó el escuchar blasfemias y barbaridades sobre Dios; el que se llamaba a sí mismo Hijo de Dios, solo era un hombre que ha acabado muerto sobre una cruz, igual que los malhechores.
Viernes Santo
Viernes Santo
«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12, 24).
El sentido más profundo de la vida lo celebramos hoy. No queremos la muerte, ni para nosotros, ni para los que amamos. Cristo ha cargado con la Cruz, se ha agarrado fuertemente a ella y nos da una lección magistral de obediencia al Padre. ¡Cuánto nos cuesta obedecer a la Palabra de Dios! Hoy Cristo nos dice que está al alcance de nuestra mano. A pesar de la dificultad, es posible. Cristo extiende sus brazos en la Cruz para perdonarnos. Tú también puedes extender tus manos para abrazar al hermano, para reconciliarte con Él, para abrazar también a Dios que está esperándote, como el padre lo hizo con el hijo pródigo.
Es viernes Santo, es hora de mirar a la Cruz y contemplar de una manera totalmente diferente tu vida, tu propia historia, porque Cristo te invita a que mires tu corazón y saques todas las espinas que puedas tener, para que tu corazón quede totalmente curado. La muerte de Cristo es para sanar tu alma; para dar nuevo sentido a tu vida; para que aceptes tu pasado y puedas caminar ayudado por Cristo, que quiere ser tu Cirineo desde este momento. Como Cristo miró desde la Cruz a todos los que estaban en el Monte Calvario, hoy también te mira a ti, para que tengas una mirada nueva y así puedas contemplar tu propia vida desde el abandono total en las manos del Padre. Deja que tus sufrimientos los acune el Señor, que Él sea tu consuelo, sea tu descanso, sea quien te devuelva la paz.